En el juego
El dolor como motor
La desaparición de personas en México es generalizada y sistemática. Se trata de un delito en el cual concurren al menos tres elementos concurrentes que son: a) la privación de la libertad; b) la intervención directa de agentes estatales o la aquiescencia de éstos, y c) la negativa de reconocer la detención y de revelar la suerte o el paradero de la persona interesada.
En un periodo se trató de un abuso de Estado como un mecanismo represivo contra los disidentes políticos del gobierno. En la actualidad en mayor medida es por explotación sexual, trafico de órganos, esclavitud, venta de personas y por venganza por parte de banda del crimen organizado. En un buen número de casos implica el asesinato de la víctima.
El 30 de agosto es el día establecido por la ONU para conmemorar a las víctimas que sufren tortura física y psicológica debido a las desapariciones forzadas.
En el caso de México, el registro oficial indica que actualmente hay 115 mil personas cuyo paradero se desconoce. La mayor concentración de desapariciones se produjo desde 2006 hasta la fecha, coincidiendo con el inicio de la llamada “guerra contra el narcotráfico”. Otro porcentaje se centra en las décadas de 1970 y 1980, durante el periodo de la “Guerra Sucia”.
En la Región Pacífico Sur este drama se manifiesta con una tendencia creciente entre 2022 y lo que va de 2024, además los desaparecidos comienzan a concentrar entre menores y mujeres por debajo de los 30 años de edad.
Los datos de la red Lupa indican que entre 2022 y mayo de este año, los desaparecidos contabilizados en la RPS pasaron de 9 mil 402 a 12 mil 087 víctimas. Para el total del periodo señalado la suma es de 32 mil 725 personas.
Aun Oaxaca que mantiene niveles por del millar, muestra una tendencia creciente en las desapariciones al pasar de 418 en 2022 a 730 hasta mayo de este año.
Por entidad, en Chiapas, el 70 por ciento de las personas desaparecidas en Chiapas son niñas y mujeres
De enero a junio de este año se registraron 632 desapariciones de población en general. De esas personas no localizables, 217 son de menores de edad, lo cual representa un 34 por ciento, considerando los datos ofrecidos por la Red por los Derechos de las Infancias y Adolescencias en Chiapas. Al 16 de mayo de 2024, 281 personas tenían menos de 18 años cuando fueron desaparecidas, siendo la mayoría niña, exactamente el 59.79 por ciento.
Tapachula concentra la mayor cantidad de casos de personas desaparecidas, para mayo de 2024, desplazó a Tuxtla como el municipio con más casos, pasando de 132 a 166 casos. En los demás municipios las desapariciones aumentaron y Palenque pasó al quinto puesto en lugar de San Cristóbal de las Casas.
En Guerrero, al 16 de mayo de 2024, 522 personas tenían menos de 18 años cuando fueron desaparecidas, siendo la mayoría niños, el 56.51 por ciento. Un porcentaje de 34.33 de los casos de mujeres desaparecidas y no localizadas está en el rango de edad entre los 15 y 24 años. Acapulco pasó de 1,118 a 1,195 casos de personas desaparecidas en un año.
En el caso de Michoacán, el 22.50 por ciento de los casos de mujeres desaparecidas y no localizadas está en el rango de edad entre los 15 y 19 años. A 16 de mayo de 2024, 564 personas tenían menos de 18 años cuando fueron desaparecidas, siendo la mayoría niños, exactamente 51.60 puntos.
Oaxaca Centro concentra la mayor cantidad de casos de personas desaparecidas, para mayo de 2024, continuó como el municipio con más casos, pasando de 156 a 170 casos. En los demás municipios los casos aumentaron.
A 16 de mayo de 2024, 129 personas tenían menos de 18 años cuando fueron desaparecidas, siendo la mayoría niñas, equivalente al 54.26. El 22.35 por ciento de los casos de mujeres desaparecidas y no localizadas está en el rango de edad entre los 15 y 19 años. En un año se han duplicado los casos en este rango de edad.
Según Derechos Humanos de la ONU, algunos de los principales retos son la impunidad generalizada, la deficiente capacidad institucional para buscar personas, la limitada coordinación y colaboración institucional, la inseguridad y los riesgos a los que se enfrentan quienes defienden los derechos humanos, incluidas las personas buscadoras, así como la crisis forense.
Hay hombres y mujeres que no dejan huella, son tragados por el terror, diría la abuela.