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ACAPULCO, Gro., 20 de mayo de 2025.- El poeta acapulqueño Abisaí Benítez Galeana presentó en el Zócalo de este puerto su libro El dolor que me acompaña, un poemario escrito desde la periferia, a bordo del transporte público y con la intención de que todos los dolores puedan entrar.
Desde el corazón de la ciudad que ha naturalizado la desaparición y el abandono institucional, la presentación de El dolor que me acompaña se convirtió en una denuncia, en un espacio donde el dolor fue dicho, escrito, compartido y donde la literatura dejó de ser ornamento para convertirse en refugio, pronunciamiento y resistencia.
En una ciudad marcada por la violencia, la indolencia institucional, el silencio ante los asesinatos en el transporte público, acompañado por la promotora de lectura Almendra Iberri y el promotor cultural Luis Miguel Castrejón Serna, Benítez Galeana compartió fragmentos simbólicos de su obra, escrita entre trayectos en Urvan, la precariedad doméstica y lo que consideró el riesgo cotidiano de vivir en la zona poniente de este puerto.
La presentación se llevó a cabo como parte de la Feria Internacional del Libro Acapulco (FILA) 2025, en el corazón del puerto, a unos metros de donde ya no llega el transporte público por temor a atentados, señaló el autor.
“La indolencia es no mandar una sola esquela para los choferes asesinados. Ni el gobierno municipal, ni el estatal, ni el federal han dicho una palabra. Nos condolimos por tragedias en otros países, pero no somos capaces de mencionar a nuestros muertos en la esquina”, señaló el autor al recordar que, tan solo el mes pasado, hubo más de 10 ataques contra el transporte público, la mayoría en la zona donde vive.
Abisaí Benítez rememoró que este libro fue presentado por primera vez en marzo del año pasado, también en medio de una crisis de violencia contra transportistas.
Recordó que aquella vez, presentó su libro a bordo de una Urvan que partió del Zócalo y llegó a Pie de la Cuesta.
“Fue una presentación en movimiento. La Urvan se convirtió en centro cultural y en auditorio. Porque el transporte público no es un lujo, es un derecho. Y estamos perdiéndolo”, criticó el autor.
Durante el encuentro, Almendra Iberri, lectora y promotora cultural en colonias periféricas como El Coloso, compartió su lectura del poema Todos tenemos hambre, que incluye el verso.
“¿Cuántos orificios ha perforado? Hablo del hambre”, indicó.
Definió asimismo como una crónica del alma y del cuerpo atravesado por las violencias estructurales la obra que comentó.
“Leerlo fue un golpe, porque habla de nuestras ausencias, de lo que no está pero duele todos los días”, expresó.
El poemario, puntualizó el autor, está dividido en cinco dolores: el hambre, el cuerpo, la ausencia, la indolencia y sanar.
Añadió que no pretende ofrecer una salida fácil dado que “no es literatura de superación personal. No es decir ‘ve a terapia’, sino preguntar quién puede acceder a ella. Hablamos desde el privilegio cuando decimos que la solución es individual. Pero ¿cómo hablamos desde la ausencia, desde lo que no existe?”
Escrito mientras observaba desde la ventanilla del transporte urbano, Abisaí cuestionó la glorificación del crimen organizado el siguiente verso:
“Después convertimos en héroe al señor de los plomazos, asegurando que nuestro himno emplastecía, a su cruel figura invoqué, en cada fiesta un palomazo”.
Interrogado sobre ese pasaje, el autor respondió que las expresiones artísticas reflejan realidades; sin embargo llamó a no romantizar ni repetir narrativas que arrebatan la vida.
“No se trata de censura, pero tampoco podemos normalizar la muerte artera en los contextos urbanos, como dice Valenzuela Arce. Eso no abona a una sociedad menos violenta”, argumentó.