
“Huracán Erick nos vino a rematar”; así está devastado Punta Maldonado
CUAJINICUILAPA, Gro., 23 de junio de 2025.- Pobladores de la comunidad de Montecillos, de este municipio de la región Costa Chica que colinda con Oaxaca, sufren por segunda ocasión el impacto directo de un huracán, ahora con Erick, después de John en 2024, ciclones que les han dejado severas afectaciones y una vida de constantes reparaciones de sus casas sin ayuda gubernamental.
Sofía Colón y Florentino Salazar, vecinos de esta comunidad ubicada a unos 45 minutos al sur de la cabecera, comparten la misma realidad: hace un año sus viviendas fueron dañadas con el huracán John y el pasado jueves 19 volvieron a padecer los estragos de Erick.
El destructivo huracán los sorprendió a las 6 horas con una intensa lluvia y después fuertes vientos que ocasionaron el desprendimiento de sus techos de láminas.
Sofía Colón, mujer de origen afrodescendiente, narró que Erick destruyó una galera que ella misma comenzaba a cimentar para emprender una tienda de abarrotes y un puesto de comida.
La afectada acusó que con el paso del huracán John, los brigadistas del gobierno federal conocidos como servidores de la nación, se negaron a incluirla en el censo de damnificados, porque consideraron que no tenía afectaciones, debido a que ella tuvo que adelantarse a reparar su techo con su propio dinero, ante el retraso en el registro para obtener la ayuda oficial.
Después del huracán John, Sofía Colón tuvo que recurrir a un préstamo para comprar un nuevo refrigerador, ya que tampoco fue tomada en cuenta para la entrega de enseres domésticos.
Otro caso parecido es el de Florentino Salazar, quien desde hace una semana su familia no ha recibido ninguna ayuda del Gobierno.
Él, con sus hijos y sobrinos repararon nuevamente la casa en donde habita su madre Estreberta García Trinidad, quien es la jefa de familia de tres generaciones.
Con el paso del huracán Erick, su familia se alimenta de raciones de comida que lograron rescatar del refrigerador, luego del corte del servicio de energía eléctrica.
La historia de estas dos familias es la misma que padecen otras en la comunidad, donde ante la presencia de numerosas cuadrillas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y funcionarios de diversas dependencias, los pobladores han tenido que improvisar la venta de comida, aguas y refrescos, para obtener un ingreso económico y reparar sus hogares.