
Teléfono rojo
Brechas profundas en la región del Pacífico sur
Los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), elaborada por el INEGI, reafirman una dolorosa constante en la geografía económica de México: la Región Pacífico Sur —integrada por Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán— sigue sumida en los niveles más bajos de ingreso del país.
Y no solo existe una brecha significativa frente al centro y norte de la nación, sino también una alarmante desigualdad al interior de estas propias entidades, particularmente entre las zonas urbanas y rurales.
Aunque en términos generales se registraron incrementos en el ingreso de los hogares respecto a años anteriores, la mejoría ha sido insuficiente para sacar a la región del fondo de la tabla. El ingreso continúa siendo, en gran parte, producto de empleos mal remunerados, trabajo informal, remesas y apoyos gubernamentales.
En 2024, Chiapas se consolidó como la entidad con el menor ingreso promedio mensual por hogar: 13 mil 695 pesos, una cifra que palidece ante los más de 36 mil pesos mensuales que perciben los hogares en Nuevo León y la Ciudad de México.
La disparidad no solo es nacional, también es interna. Mientras que los hogares urbanos en Chiapas alcanzan ingresos de hasta 17 mil 298 pesos al mes, en las comunidades rurales el promedio se desploma a apenas 9 mil 862 pesos. Esta brecha interna refleja la doble marginalización: ser del sur y, además, ser rural.
El patrón se repite en el gasto. El hogar promedio en Chiapas gasta solo 9 mil 039 pesos mensuales, el nivel más bajo del país, en comparación con los más de 22 mil pesos en la Ciudad de México.
Guerrero y Oaxaca: la continuidad de la carencia
Guerrero ocupa el segundo lugar nacional con el ingreso corriente trimestral más bajo por hogar: 48 mil 548 pesos, es decir, 16 mil 182 pesos mensuales, muy por debajo del promedio nacional (77mil 864 pesos trimestrales). A pesar de haber experimentado un aumento de 5.2 por ciento respecto a 2022, la entidad sigue anclada en la precariedad.
La diferencia entre zonas urbanas y rurales también es notoria: mientras en las ciudades el ingreso trimestral llega a 58 mil 881 pesos, en las zonas rurales cae a 35 mil 422 pesos.
En el caso del gasto, Guerrero registra un promedio de 34 mil 566 pesos trimestrales, el tercer más bajo del país, solo por encima de Oaxaca y Chiapas.
Oaxaca, por su parte, se ubica como la tercera entidad con menor ingreso, con 52 mil 025 pesos trimestrales por hogar, y un gasto promedio de 34 mil 107 pesos, muy lejos de los 66 mil 383 pesos que gasta en promedio un hogar en la Ciudad de México.
Lo preocupante no es solo la cantidad, sino el destino del gasto: más del 40 por ciento de los recursos en los hogares oaxaqueños se destina a alimentos y bebidas, reduciendo al mínimo la inversión en salud, educación o recreación, perpetuando así el círculo de la pobreza.
Michoacán, aunque mejor posicionado que Chiapas, Guerrero y Oaxaca, también se encuentra entre los diez estados con menores ingresos. En el último trimestre del 2024, el ingreso promedio por hogar fue de 56 mil 959 pesos (alrededor de 19 mil mensuales), cifra que contrasta con sus niveles de gasto: 40 mil 163 pesos trimestrales, el decimotercer más alto del país. Este desbalance evidencia que muchos hogares enfrentan presiones económicas que los obligan a priorizar lo esencial y descartar inversiones a largo plazo.
Una región atrapada en la periferia económica
La ENIGH no solo ofrece estadísticas: revela estructuras. Lo que muestran sus cifras es que la Región Pacífico Sur vive atrapada en una lógica de exclusión económica estructural, donde la centralización del desarrollo perpetúa disparidades históricas.
Mientras los estados del norte y del centro acumulan inversión, infraestructura y empleo formal, el sur se sostiene con remesas, programas sociales y economías informales que, aunque vitales, no ofrecen un camino sostenido al desarrollo.
Esta radiografía social exige políticas públicas específicas y diferenciadas, capaces de reconocer las múltiples capas de desigualdad. Solo así será posible construir una economía que no solo crezca, sino que también reparta.
Amor con amor se paga, lo demás…solo con dinero. Diría la abuela.