
Teléfono rojo
1.- En Cuba manda la casta nueva: el ejército. El Partido Comunista Cubano es ya sólo un instrumento legitimador del gobierno de facto que es GAESA. Al presidente Díaz-Canel (burócrata) y a lo que queda de Raúl Castro los usan de parapetos. Así es la realidad en la Cuba de Fidel: le dieron poder económico al ejército y ya ven, se descompusieron.
Yo, como muchos de mi generación, defendimos la revolución cubana en los años 60-70, su soberanía frente a EE.UU., y ahora vemos con decepción y tristeza que su gente vive en la pobreza e insalubridad. Las libertades no existen y la democracia menos. A los opositores, a la cárcel, como en la época de Fulgencio Batista, al que combatió Fidel por dictador. ¡Cosas vemos!
La economía dizque socialista se ha derrumbado; los profesionistas viven de trabajos manuales o bien de choferes. Las medicinas, antes orgullo de Cuba, ahora no existen, y siguen culpando al embargo norteamericano por la escasez y los apagones diarios. La prostitución es ya un mercado generalizado, legalizado como un mercado de dólares, controlado por GAESA.
Mientras, el ejército, a través de su megaempresa llamada Grupo de Administración Empresarial (GAESA), muestra en sus documentos oficiales su tesoro: más de 18 mil millones de dólares y el control de las exportaciones e importaciones, incluyendo el petróleo y las medicinas que manda México, así como los salarios de los médicos cubanos que atienden zonas pobres (aunque ya no hay, según el INEGI de la 4T). GAESA controla negocios como el turismo, las remesas, el combustible, las gasolineras, y todo “por la revolución” y contra los yanquis. Aguas: el ejército se convirtió en padrote de la isla.
2.- ¿Miedo? Los americanos ya se llevaron a un presidente a la cárcel: Marco Antonio Noriega, en enero de 1990, en una sola semana, y sus guardias revolucionarios corrieron ante los marines.
Y Nicolás Maduro, que habla con los pajaritos, anuncia el despliegue de 4.5 millones de milicianos, o sea, a fuerza, los jóvenes en leva, en respuesta a las “amenazas” de E.U., por elevar la recompensa para su captura.
Por Nicolás Maduro ofrecen los Estados Unidos 50 millones de dólares (40 millones más que lo que ofrecían por Pablo Escobar), por narcoterrorista. Así que ni asomarse por sus propiedades en República Dominicana y en Florida, que ya fueron requisadas por la fiscal general Pamela Bondi, equivalentes a 700 millones de dólares, producto de la revolución bolivariana.
No tarda en caer por su propia casta militar, a la que ya le estorba.
3.- Hablando de caer, Bolivia gira hacia la derecha o centro-derecha. Se acabaron los gobiernos populistas dizque de izquierda del Movimiento al Socialismo, que no sólo quedó en cuarto lugar, sino que se quedó sin diputados y senadores.
Fuerte golpe al autoritarismo preñado por Evo Morales, un indígena que, por serlo, se creyó casi Dios en ese país. Ojalá así sea el pueblo mexicano como el boliviano y tenga esa alta civilidad.
Evo celebró su tercer lugar: la abstención del 19.2 %, 1.2 millones de bolivianos lo siguieron, lo que significó la tremenda derrota de él y sus correligionarios, a los que dejó abandonados. Se rió de la derrota del MAS y sus aliados, que aquí vendrían siendo PT y PVEM; con esos resultados quedaron eliminados de la escena parlamentaria y del Ejecutivo.
Duro golpe a la llamada izquierda y al grupo de Sao Paulo.
Y esos errores ya se ven en Colombia con Gustavo Petro y sus frivolidades. En México no cantan mal las rancheras. Nada aprendieron de José Mujica, el expresidente de Uruguay: en su gobierno hubo democracia con libertades, no aplicó la disciplina rígida de su ideología, respetó que hubiera varias, respetó la propiedad privada y el trabajo, no hizo campañas ridículas populistas ni se hizo “dios”; fue un humilde pastor.