México ante su mayor amenaza
En los escenarios electorales actuales, es inevitable casi una obligación, que todos, tanto partidos, gobierno y ciudadanos, reconozcamos que tras los hechos del 26 de septiembre, junto con el resto de la dura coyuntura que atraviesa nuestro país y especialmente Guerrero, estas elecciones definirán mucho del futuro de la democracia nacional. Y no por los resultados, por quien resulte ganador, sino por el comportamiento de una sociedad que se observa cansada y harta de una clase política que los gobierna.
A escasos poco más de cien días de las elecciones de que cambie el jefe del poder ejecutivo en Guerrero, es preciso hacer algunas reflexiones que nos permitan delinear las características del futuro gobernante guerrerense. Vamos a una campaña electoral que es un proceso de persuasión intenso, planeado y controlado que se realiza durante el período precedente a las elecciones de acuerdo con reglas que restringen sus métodos, tiempos y costos. Y está dirigida a todos los electores y su propósito primigenio es el de influir en su elección a la hora de emitir su voto.
Estas campañas de los partidos que viviremos en los próximos tres meses, serán una forma de comunicación política persuasiva. Política porque en ellas se intercambian discursos contradictorios de los tres actores que tienen legitimidad para expresarse públicamente sobre política: candidatos de los partidos, periodistas y opinión pública. Persuasiva, porque se pretende cambiar o reforzar las opiniones y las acciones de los electores en determinada dirección, particularmente por medio de imágenes y mensajes emocionales más que objetivos.
Todos los partidos intentan ahora probar que aprendieron la lección del pasado. O eso al menos sería lo mínimo. Para el caso de Guerrero, los candidatos están ya definidos: Acción Nacional irá con Jorge Camacho, el PRI con Héctor Astudillo; el partido del sol azteca, quien irá con Beatriz Mojica; y Luis Walton, exalcalde de Acapulco, irá por Movimiento Ciudadano, entre los más destacados por su porcentaje de intención del voto.
Guerrero ha sido una entidad bipartidista, si revisamos los resultados de encuestas recientes al menos de cara a los comicios del próximo 7 de junio. PRI y PRD dominan claramente las intenciones de voto, ambos con preferencias que superan 25 por ciento siendo el priísta Héctor Astudillo el mejor posicionado con el 37.9 por ciento de las preferencias; la perredista Beatriz Mujica con el 25.0 por ciento; Luís Waltón 10.6 por ciento; y el panista Jorge Camacho con 4.4 por ciento. Evidentemente, el desgobierno de Ángel Aguirre, la crisis por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la reciente detención del hermano incómodo de Aguirre y su cloaca de corrupción, le empieza a pasar la factura al partido de la revolución democrática.
Pero qué características deberá tener el Jefe del Poder Ejecutivo en Guerrero: un buen gobernante deberá ser capaz de generar la confianza e impulsar con su liderazgo el compromiso de la sociedad para llevar a la ciudadanía a un mejor nivel de bienestar. La función primordial de un gobierno es buscar servir de la mejor manera a la sociedad. Cuando llega un nuevo gobernante, se inicia una nueva etapa y forma de gobierno que se debe atender y comprometerse con responsabilidad. El gobierno entrante buscará como todos los anteriores atender las promesas de campaña y llevar a buen puerto los planes establecidos en su plataforma de campaña. Todo lo anterior sujeto a la disponibilidad recursos, pero lo más importante, sujeto a la voluntad de la sociedad.
El gobierno del estado representa la capacidad de ejercer una responsabilidad limitada. No me refiero a su capacidad legal establecida en las leyes, que como todos sabemos, es muy importante como la tarea educativa, de seguridad pública, de desarrollo, de infraestructura si no a su capacidad de maniobra en lo económico. Pero un buen gobernante debe tener ciertas cualidades y habilidades para desempeñarse decorosamente en la función pública: liderazgo, para movilizar a todos los grupos de la sociedad en beneficio de todos. Capacidad administrativa para tomar decisiones de competencia para el gobierno que tenga impactos positivos en relación con la sociedad.
Capacidad de llevar una relación con la sociedad que sea de respeto, tolerancia y de compromiso. Corresponsabilidad de la autoridad con la sociedad, esta cualidad es quizá una de las más difíciles de llevar a cabo, por la enorme tentación que tiene el gobernante de realizar acciones para la sociedad y no exigir de ella nada a cambio.
Detener la espiral de violencia en la entidad, es otro de los compromisos de Astudillo para con la sociedad. Y es que el miedo que ha alcanzado a la ciudadanía por la guerra contra el crimen organizado en los tres niveles de gobierno tiene paralizado al ciudadano. Esperamos que con sus buenos oficios, con la ayuda del gobierno federal y de expertos con probidad innata, seguramente a partir del primer día de gobierno deberá haber menos hechos violentos que lamentar.
Otra característica es la honestidad, pero no cualquier honestidad, un buen gobernante es honesto todos los segundos de su mandato. La sociedad juega, sin duda, un papel importante junto con la opinión pública para señalar cuándo se viola esta cualidad por cualquiera de los integrantes del gobierno y del Poder Judicial para acabar con la corrupción y la impunidad. Astudillo se debe comprometer a hacer un gobierno honesto, limpio y transparente debe crear un Sistema Estatal Anticorrupción a cargo de un destacado miembro de la sociedad civil, y sobre todo a meter a la cárcel a todos aquellos corruptos que hayan intervenido en el gobierno anterior.
Junto a la honestidad, la transparencia, alimento de la coparticipación ciudadana y elemento sin el cual es difícil hacer un buen gobierno. Hay que estar atentos a la apertura que debe acompañar al gobernante y que poco a poco debemos erradicar. Los asuntos públicos atañen a todos. Deberá promover una Ley de Transparencia menos opaca que la actual donde prive el principio de máxima transparencia como en la Ley del IFAI.
Efectividad y eficiencia en el manejo de los recursos públicos. No se trata solamente de realizar gastos e inversiones, sino de hacerlos en donde se obténga el mayor beneficio social. Consultas a la sociedad sobre la prioridad de obras,manejo de programas sociales con pulcritud. Los y las mejores guerrerenses en los puestos claves, y tas técnicas en la ciencia económica existen para evaluar todo, la voluntad política es la que a veces falta para realizarlos. Todo esto esperamos de HAF y estoy seguros lo cumplirá, y hoy en día es el mejor candidato para Guerrero.
ES CUANTO
Consultor