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NEBRASKA, EU, 10 de enero de 2015.- Para el boxeador mexicano Raymundo Beltrán, la pelea ante el campeón mundial de peso ligero de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), Terence Crawford, no fue la esperada, ya que al no obtener el título no pudo tomar el micrófono y dar su mensaje: decir basta a tanta injusticia en México, los políticos se soltaron la tranca.
Aún cuando la pelea se realizó en noviembre de 2014, La Jornada publica este sábado una crónica en la que narra como el puglista portaba en sus pantaloncillos el número 43 en medio de unos moños negros en señal de luto, en recuerdo a los normalistas, y el campeonato lo dedicaba a las familias de los estudiantes desaparecidos.
En su encuentro deportivo no sólo perdió la oportunidad de levantar las manos en señal de victoria, lo que más lamentó fue no tener el micrófono en mano para “decir basta”.
“Si la fama no sirve para ayudar a la gente, no sirve de nada (…) Estaba mirando la televisión y lo que pasó en Guerrero –recuerda–. Pensé en el dolor de las familias y que las personas públicas podíamos hacer algo, porque a nosotros nos escucha más gente. Había que hacer ruido para pedir justicia. Es lo mínimo”, manifestó el peleador desde Los Ángeles.
Había planeado la escena de su victoria y cuando los reporteros asaltaran el cuadrilátero para arrancarle una declaración apresurada, en ese instante, Raymundo convertiría el ritual del éxito deportivo en una protesta por la situación política en México. Todo quedó en un plan en su mente.
La crónica completa en La Jornada