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Se reúnen diputados de Guerrero y alcaldes para fortalecer coordinación
El horroroso y bárbaro ataque terrorista del pasado 7 de enero en París contra periodistas del semanario Charlie Hebdo no sólo fue asesinato a sangre fría, fue un ataque contra la libertad, específicamente la libertad de expresión. El mundo entero ha condenado los hechos. En México hubieron muchas expresiones públicas de repudio ante los atentados y se solidarizaron con el pueblo francés. Hay que enfatizar a todas las formas de terrorismo y su permanente compromiso con la libertad de expresión y la democracia. Este fue un ataque a los valores fundamentales del mundo civilizado, valores que compartimos con todas las sociedades libres y democráticas.
En el plano nacional, hoy en día en pleno 2015, la libertad de expresión es un elemento indispensable en nuestra incipiente democracia mexicana. A pesar de la muerte y desaparición de varios periodistas en el país y en Guerrero, el gremio periodista lucha por preservar sus derechos y denunciar cualquier atentado a la libre expresión de la prensa (basta recordar la retención y humillación de los periodistas guerrerenses en Tlapa por parte de una turba de dizque luchadores sociales hace unas semanas).
México. Los medios locales o estatales son los más afectados por las violaciones a la libertad de expresión, véase los ataques del crimen organizado contra medios impresos en el norte del país. Y ejemplos de este tipo hay muchos en nuestro país, la prensa mexicana es víctima de políticos demasiado sensibles a la crítica, aunque debo reconocer que siempre hay oportunidad de denunciar a los malos y corruptos gobiernos que lamentablemente tenemos que soportar.
La libertad de expresión ha evolucionado en diversas libertades informativas que conforman la actividad expresiva, cognoscitiva e intelectual de los individuos. La libertad de expresión es la herramienta más poderosa de las sociedades para interactuar con sus gobiernos, pero también para criticar y clamar justicia desde la inocua silla del ciudadano.
Pero muchos se preguntarán, el por qué la libertad de expresión es tan importante? Y la respuesta es porque es un pilar fundamental de las sociedades libres y civilizadas. Se argumenta que quizá es el derecho humano más importante, sin el cual los otros no podrían subsistir. Está consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por la ONU el 10 de diciembre de 1948. El artículo 19 establece que: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
La libertad de expresión permite compartir ideas y construir sobre ellas; permite que voces individuales sean escuchadas; nos hace más ricos, más sabios, mejores y más fuertes. Le permite a aquellos con autoridad escuchar las voces de la gente; y le permite a la gente llamar a las autoridades a rendir cuentas. Además, promueve la transparencia y restringe la corrupción. Donde la libertad de expresión es coartada o negada, los fundamentos de la sociedad civil se resquebrajan.
En nuestro país es indudable que el individuo, que no dispone de los medios para expresar sus ideas y pensamientos, se ha sumido en el conformismo y la tradición, aquella que conoció desde que su opinión no contaba para la toma de decisiones de la nación de la que en simple forma constaba su soberanía. Si bien es imposible hacer de la libertad de expresión un factor de cambio social, es factible abrir resquicios de libertad desde los cuales cuestionar al mal gobierno, la corrupción, la desigualdad social, la marginación y la dependencia para concienciar a la sociedad de todo aquello que se repudia socialmente hablando.
La libertad de expresión es un pilar principal de un gobierno libre; cuando este pilar es removido, la constitución de una sociedad libre se disuelve y la tiranía emerge de sus ruinas. Donde la libertad de expresión no existe, el miedo y la corrupción prosperan y el gobierno representativo, aquel que debiera reflejar la voluntad de la gente, cede ante la autocracia y la vida de todos se ve mermada.
Es Cuanto.