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MÉXICO, DF, 15 de agosto de 2015.- Un equipo interdisciplinario de los institutos de investigaciones Estéticas y en Materiales, y de Ingeniería de la UNAM, encabezado por Roberto Zenit, encontró la física y la dinámica de fluidos detrás de la técnica del pintor chihuahuense David Alfaro Siqueiros.
Descubrió “algo maravilloso, sólo semejante al misterio de la creación biológica, al secreto de las configuraciones geológicas, al misterio de la creación entera, mediante el uso de simples superposiciones de colores que por absorción, en un tremendo e inexplicable maridaje, producen los más extraños y gloriosos fenómenos plásticos”, dijo Zenit a través de un comunicado difundido por la UNAM.
En un taller experimental realizado en Nueva York “creamos lo más insospechado y dinámico (…) Formas que se revuelven entre sí y se destrozan las unas contra las otras, lanzan al aire la síntesis de su choque”.
Se trataba de una nueva técnica pictórica que llevaría por nombre pintura accidental, pero que Siqueiros llamó “accidente controlado”.
Para realizar sus obras utilizó todos los procedimientos imaginables: “(…) la brocha de mano, la brocha mecánica, las veladuras, las raspaduras y los trucos imaginables de la alquimia pictórica (…)”.
Sin embargo, nadie había explicado cómo se producen tales efectos.
La pintura accidental se explica por un fenómeno presente en la naturaleza denominado Inestabilidad Rayleigh-Taylor, que se produce si un fluido de baja densidad “empuja” a otro de alta, como ocurre en las nubes, los domos salinos, las nebulosas o, incluso, al hacer un hot cake y el fluido de la masa con leche, al entrar en contacto con el aire caliente del sartén, de diferente densidad, genera “inestabilidades” en las orillas, explicó Francisco Godínez, del Instituto de Ingeniería.
La nota en Quadratín México