Teléfono rojo
…así le salió al gobernador de Puebla su vano intento de ley bala, como bautizaron las redes sociales una nueva norma “para proteger los derechos humanos y regular el uso legítimo de la fuerza por parte de los elementos de las instituciones policiacas”.
Obligado por la muerte del niño José Luis Tehuatlie Tamayo, pero sobretodo movido por un intento desesperado de rescatar su futuro político, Rafael Moreno Valle, envió al Congreso local una iniciativa para derogar el adefesio jurídico que permite a los policías poblanos emplear la fuerza “necesaria” para sofocar manifestaciones violentas.
A “periodicazos” y protestas, el gober poblano entendió la necesidad de echar para atrás la necedad de una pésima idea que, a dos meses de promulgada, ha entrado en proceso de extinción.
El escándalo se veía venir–como era de esperarse– y a Moreno Valle le llovió recio, una tormenta de ira e indignación popular… que lo dejó en calidad de tirano empapado.
A 14 días del violento desalojo de manifestantes de San Bernardino Chalchihuapan, en la autopista Puebla-Atlixco, la autoridad no atina a defenderse. Los inconformes señalan que José Luis murió, este sábado, víctima de una bala de goma disparada contra los manifestantes, uno de los cuales, además, perdió un ojo.
El Secretario de Seguridad Pública, Facundo Rosas, ha dicho que los cuerpos de seguridad no emplean dichas municiones. La versión oficial insiste en que las heridas fueron ocasionadas por cohetones.
Sin embargo, Facundo Rosas miente. Las lesiones que mataron al niño de 13 años fueron ocasionadas por latas de gases lacrimógenos lanzadas por la policía contra la turba… “En el lugar de la agresión, en la que resultaron heridos 47 policías y 30 pobladores, quedaron granadas de gas lacrimógeno no detonadas; había proyectiles frente a las barricadas (…) se usó la fuerza de manera arbitraria y desproporcionada”, afirma el activista Misrain Hernández.
La brutalidad empleada confirmó las advertencias lanzadas hace más de dos meses. Aplicar la ley bala sería como jugar a la ruleta rusa. Sin protocolos, ni capacitación adecuada, los policías solo contarían con su criterio para medir el grado de violencia “legitima” a aplicar en cada caso.
En su momento, en este mismo espacio, advertimos que la dichosa ley bala era en realidad una especie de boomerang, que tarde o temprano terminaría por golpear a sus autores… ya sabe usted lo que ocurre cuando se escupe pa’rriba.
El diputado del PAN, Francisco Rodríguez, habla de un consenso para cambiar la legislación. “Toda ley puede ser perfectible”, afirmó. Faltaba más. ¿O alguien podría imaginarlo llevándole la contraria a “su” señor gobernador?.
Pero el cambio de ley no solucionará el problema político de Moreno Valle. Cuanto antes, sus colaboradores deben explicar todo sobre el crimen. Debe hacerse público el resultado de la autopsia al cuerpo de José Luis Tehuatlie, y se han de aclarar las presiones oficiales contra la madre, y defensores de derechos humanos, para manipular sus versiones… y también la aparición de una pagina apócrifa de internet, para desprestigiar a la legisladora perredista, Roxana Luna, quien alertó la utilización de la ley bala como instrumento de represión, y ha lanzado duros cuestionamientos al mandatario poblano.
Por justicia o por conservar sus sueños de grandeza presidencialista, Moreno Valle tiene pendiente saldar cuentas con la verdad. Pero dicen que anda muy “nerviosito”… y ni el pésame ha dado a la familia del niño muerto.
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