BUENOS AIRES, Argentina. 20 de enero de 2015.- Centenas de miles de argentinos han tomado las calles desde este lunes por la muerte del fiscal Alberto Nisman, encontrado sin vida en su apartamento sólo horas antes de que presentara un informe en el que presuntamente implicaría a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en casos de terrorismo islámico, desatando la indignación social.
Conforme a El País, las protestas fueron convocadas a través de redes sociales en Buenos Aires y Mendoza, donde miembros de la comunidad civil cosignan “Yo soy Nisman”, en alusión al lema “Je suis Charlie Hebdo” que se popularizó tras los atentados de París.
Paralelamente, la Fiscalía de Argentina reportó que Nisman habría muerto de un disparo en la cabeza, de forma que preliminarmente todo apunta a un suicidio en el que “no estuvieron implicadas terceras personas”. Asimismo, las diligencias ministeriales conducidas por su homóloga y colega a cargo del caso, la fiscal Vivian Fein, informó que en el barrido electrónico realizado no se encontró vestigio de pólvora… “pero no es un resultado inesperado: el calibre del arma, al ser un arma del calibre 22, usualmente no permite que el barrido electrónico dé un resultado positivo. No descarta que no lo haya disparado él”.
Nisman (de 51 años, divorciado y con dos hijas) tenía previsto comparecer este lunes ante la Comisión de Legislación Penal en la cámara de diputados, a petición de varios grupos opositores, para exponer los términos de su denuncia contra la presidenta de Argentina y otros colaboradores. El fiscal había acusado el pasado miércoles a la presidenta Fernández de “decidir, negociar y organizar la impunidad de prófugos iraníes” en un atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994, incidente que se saldó con la muerte de 85 personas.
El apodado ‘fiscal incómodo’ basó su denuncia contra la titular del Ejecutivo argentino, sobre todo, en escuchas telefónicas. Disponía de un informe de 300 páginas que no había hecho público porque ofrecía nombres de los servicios de inteligencia que debían mantenerse secretos; no obstante, en el resumen de su denuncia acusaba a la presidenta de crear una trama diplomática paralela para negociar con Irán impunidad a cambio de petróleo.