México ante su mayor amenaza
Violencia revienta a la economía
El que los homicidios sean entre los miembros de la delincuencia, según afirma el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, no exime a los tres niveles de gobierno de intervenir para que esto pare, menos de mitigar los efectos de la violencia en la vida de los ciudadanos, particularmente en la economía de ciudades como Acapulco, que se está yendo a pique queramos o no aceptarlo.
Lo he escrito en anteriores ocasiones, en Acapulco ha faltado una suma de esfuerzos real como la que logró sacar a Ciudad Juárez, Chihuahua de los primeros lugares en asesinatos. Una estrategia integral más allá del simple acto de presencia de militares y policías que si bien han tenido algunos logros, no han sido suficientes para lo que los ciudadanos esperan y que es paz y tranquilidad para ellos y sus familias.
El impacto negativo de la violencia se siente en varias ciudades del estado. En Altamirano, Arcelia y Chilpancingo los secuestros y extorsiones han inhibido al comercio, pero en Acapulco, parece que se ha tocado fondo cuando no solamente restaurantes muy reconocidos han cerrado sucursales, sino también el comercio informal.
El otrora intocable Acatianguis del malogrado líder priísta Antonio Valdez Andrade que no hubo presidente municipal capaz de desalojar de una calle de la colonia Emiliano Zapata de la que se posesionaron los vendedores hace un par de décadas, estuvo cerrado luego de un par de homicidios ocurridos en esa zona contra vendedores semifijos de tacos y discos compactos.
Establecidos y no establecidos sufren los estragos de la violencia, mientras el secretario de Gobernación nos dice que los muertos son entre delincuentes, aún cuando la violencia ha cobrado las vidas de al menos tres funcionarios municipales, de un médico del Instituto Mexicano del Seguro Social, de comerciantes y trabajadores del volante.
El comisionado de la Policía Federal Enrique Galindo Ceballos argumenta que para ellos el índice que cuenta no es el delictivo si no el de ocupación hotelera, el gobernador Héctor Astudillo también se ha dedicado a hablar de turismo y el alcalde de Acapulco Evodio Velázquez de plano mejor se pone a cantar La de la mochila azul en un parque público.
Voces de comerciantes como Laura Caballero Rodríguez, se han alzado para llamar a los delincuentes a que les digan a quién hay que pagarle para poder trabajar tranquilos, pues los tres niveles de gobierno no retribuyen en seguridad lo que se les paga en impuestos, punto medular, hay que decirlo, del Pacto Social entre los ciudadanos y el Estado.
Mientras tanto, no se ven acciones que tiendan a enfrentar el tema de la violencia de manera integral como se hizo en Ciudad Juárez, ante el cierre de unos 200 negocios ya deberían estar aplicando estrategias para apoyar a quienes generan los empleos.
Al parecer no hay prisa. Mientras podemos cantar la de La mochil azul todos, al fin que el asunto es entre delincuentes y la vida es mejor cantando ¿No cree?