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MÉXICO, DF, 6 de enero de 2015.- Entre las teorías más usuales sobre la desaparición de la civilización maya se especula que pudo deberse a la escasez de recursos naturales, la expansión de enfermedades, rebelión campesina o invasiones de civilizaciones foráneas. Sin embargo, la hipótesis más aceptada es la de una sequía extrema.
Según lo publicado por El Universal, gracias a un último descubrimiento esta teoría podría acercarse cada vez más a su validación absoluta. El Dr. Andre Droxler del Rice University de Houston, junto a su equipo, analizó el fondo marino de el Gran Agujero Azul de Belice, un pozo de 125 metros de profundidad que acumula el exceso de agua y sedimentos de varios ríos y arroyos de la zona.
En sus inicios, este gran agujero era un sistema de cuevas de piedra caliza que se formó durante el último periodo glacial. Sin embargo, durante el deshielo, hace 12 mil años atrás, el agua lo cubrió y formó lo que se puede ver ahora.
Asimismo, se encuentra cerca de la Península de Yucatán, área donde se establecieron los mayas, es por eso que el estudiarlo puede revelar las condiciones climáticas de aquella época.
Esta teoría todavía no puede probar que fue un gran sequía la encargada de ponerle fin a una de las civilizaciones más avanzadas de Centroamérica. No obstante, refuerza aquella hipótesis.
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