En el juego
Veintiún peritajes de identidad, basados en pruebas antropométricas, confirman plenamente la identidad de Enrique Plancarte Solís, alias El Kike o El Chivo.
Plancarte –quien también se hacía llamar Enrique Suárez– fue abatido por un centenar de elementos de la Marina Armada de México en la colonia Las Cruces, a sólo unos metros de la Presidencia Municipal de Colón, Querétaro.
El Kike se había refugiado en esa ciudad –de 50 mil habitantes– desde hacía un mes. Desde el domingo a mediodía, labores de inteligencia naval detectaron comunicaciones del capo. El círculo en torno al cabecilla templario se cerró. A pesar de haber cambiado parcialmente su apariencia –mediante el uso de lentes y ropa casual– visualmente fue ubicado el lunes a las siete de la noche. Plancarte opuso resistencia a balazos. Fue abatido.
La información fue difundida por el Comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido.
El Kike Plancarte estaba podrido y perdido; vivía a salto de mata; estaba acusado de delitos de delincuencia organizada, contra la salud y portación de armas prohibidas.
Desde enero pasado, tras la intervención federal y el avance de los grupos de autodefensas sobre Tierra Caliente, salió huyendo de Nueva Italia, acompañado de un puñado de hombres leales. Precisamente fue uno de esos incondicionales quien lo delató.
El Chivo –otro alias sobre el alias– era un viejo pájaro de cuenta a sus 44 años. En 2010 ya era identificado como una de las cabezas fundadoras de La Familia Michoacana. Sanguinario y muy hábil con las cuentas, era el cerebro financiero de la organización delictiva. Con fachada de empresario distribuidor de materiales de construcción se dedicó al negocio de la extorsión en la zona de Nueva Italia, bajo la protección y apoyo de su cuñada –Teresa Bustos– quién ocupaba el cargo de síndico en el municipio de Mújica. Según información del Gobierno, El Kike era uno de los principales traficantes de drogas sintéticas hacia Estados Unidos.
Luego de la primera muerte de Nazario Moreno –El Chayo– El Kike encabezó junto con La Tuta la escisión templaria, persiguió a El Chango Méndez (José de Jesús Méndez Vargas) –fundador de La Familia Michoacana–y se hizo indispensable en la estructura de muerte, narcotráfico y corrupción del temible cártel michoacano… hasta morir.
Enrique Plancarte Solís perteneció a una dinastía criminal la cual ocupaba altas posiciones en el cártel de templario. Uno era Dionicio Loya Plancarte, El Tío Nicho, su tío, segundo mando en la estructura criminal, después de Servando Gómez Martínez, La Tuta… aún prófugo. También se suma a esa familia el sobrino Manuel Plancarte Gaspar, de 34 años, presunto traficante de órganos humanos, detenido el 17 de marzo.
Caídos El Tío Nicho el 27 de enero y El Chayo (Nazario Moreno González) el 9 de marzo, sube El Kike (Enrique Plancarte Solís); caído El Kike quedan La Tuta, El Chicano y El Tena, según el doctor José Manuel Mireles, líder de las autodefensas de Tepalcatepec…
EPITAFIO: “Nadie es eterno el mundo”; “Dios es perfecto y no se equivoca, las cosas pasan por algo”; “Aquellos que no comprendan el dolor y sólo fomentan más violencia, que Dios los bendiga”; “La burla del dolor ajeno, sólo demuestra la pobreza y miseria humana”. Todo eso escribió Melissa, La Barbie Templaria… La Princesa de la Banda, hija huérfana de El Kike, desde que tenía 15 años, dice ella.
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