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ACAPULCO, Gro., 6 de septiembre de 2015.- El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) descartó científicamente que los cuerpos de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos fueran incinerados en el basurero de Cocula y con ello desacreditó la “verdad histórica” creada por la Procuraduría General de la República (PGR).
Este domingo, el GIEI presentó el Informe Ayotzinapa, tras seis meses de revisiones a la investigación oficial realizada por la PGR y de investigación e indagatorias propias.
El grupo de expertos convocado por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) aseguró que existen elementos científicos para desechar la versión oficial de la PGR, que hace meses concluyó que los normalistas fueron asesinados e incinerados en el basurero de Cocula y sus restos arrojados en bolsas al río San Juan.
Los investigadores también presentaron una nueva hipótesis del motivo de los ataques contra los estudiantes: Los jóvenes habrían interferido, sin saberlo, con el traslado de un cargamento de drogas que habría ido en uno de los camiones que tomaron ese día.
Los cinco detenidos de Guerreros Unidos
Las conclusiones de la investigación realizada por la PGR se basan principalmente en las declaraciones de cinco procesados, quienes refieren ser integrantes del cártel Guerreros Unidos (GU) y haber participado de forma directa en el asesinato y desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.
Estos procesados son Agustín García Reyes, alias Cheje o Chereje; Jonathan Osorio Cortez, alias Jonás; Patricio Reyes Landa, alias Pato; Felipe Rodríguez Salgado, alias Cepillo o Terco; Miguel Ángel Landa Bahena, alias Duva, Duvalín Chequel.
En sus declaraciones, los cinco procesados coincidieron en que se encontraban en Cocula cuando recibieron una llamada telefónica, en la que les pedían que se “alistaran” para combatir a Los Rojos, un cártel contrario.
También coincidieron en que se utilizaron una camioneta Nissan blanca estaquitas para transportar a los normalistas hacia el basurero de Cocula, donde después los asesinaron e incineraron.
Sin embargo, existen diferencias en cuanto a la hora: de acuerdo con Duvalín se recibió la llamada a las 19:30 horas, para el Jona fue alrededor de las 20:00, para el Cepillo a las 20:30, mientras que para el Pato fue a las 23:30.
A la hora en que los tres primeros detenidos dicen que recibieron la llamada, los normalistas ni siquiera habían llegado a Iguala, pues estaban en actividades de boteo e intento de toma de autobuses fuera de la ciudad, de acuerdo con las evidencias recogidas en la investigación del GIEI.
El basurero de Cocula
El GIEI realizó una inspección del basurero de Cocula en junio de 2015. Para entonces las evidencias ya habían sido recogidas por los peritos hacía meses, pero la disposición y estructura del basurero no había cambiado desde entonces.
Los expertos encontraron que la caída inclinada de 25 metros en el basurero, con hondonadas, basura y piedras, habría imposibilitado que los 43 cuerpos inertes cayeran hasta el fondo. Para ello, los sicarios habrían tenido que descender y empujar los cuerpos atorados.
Los especialistas destacaron que el descenso no es sencillo, ni siquiera con luz de día. En caso de que los normalistas aún estuvieran con vida y descendieran la cuesta por su propio pie, el escenario tampoco resulta creíble.
“Dicha bajada a pie de un grupo tan numeroso de detenidos habría tenido muchísimas más dificultades, dado que se habría realizado en horas de la noche, donde las condiciones de falta de visibilidad habrían llevado no sólo dificultades para el descenso, sino un fuerte riesgo de fuga de algunos de ellos”, indica textualmente el informe del GIEI.
Los expertos también calificaron como “llamativo” que ninguno de los 43 estudiantes haya realizado alguna acción de resistencia, a pesar del hecho evidente de que serían asesinados.
Para los investigadores del GIEI, este hecho resulta extraño porque los normalistas de Ayotzinapa están acostumbrados a pruebas de destreza física y acciones de desafío a la autoridad.
Según las declaraciones de los acusados, asentadas en el expediente de la PGR, los cuerpos de los estudiantes fueron incinerados. Las cenizas y los restos de la combustión habrían sido recogidos y tirados al río San Juan, en las inmediaciones de Cocula, a 40 minutos del basurero.
Sin embargo, las versiones sobre cuándo se habrían recogido estos restos son diferentes. Dos de los detenidos aseguraron que las cenizas las recogieron el mismo día 27. Los otros dos dijeron que fue un día después. Todos coincidieron en que nadie se quedó a cuidar el fuego más allá de la tarde del 27 de septiembre.
En su visita de inspección, el GIEI observó que el río San Juan es pequeño y que el lugar donde se encontraron las bolsas de basura está muy cerca de distintas casas de Cocula. Por el contrario, el basurero se encuentra a aproximadamente 45 a 50 minutos de cualquier casa.
Los expertos refieren que es ilógico que al tratar de ocultar un hecho delictivo, se deje la evidencia cerca de un lugar donde pueda ser descubierta.
Las cuatro versiones del Caso Ayotzinapa
Los detenidos por el Caso Ayotzinapa refieren cuatro versiones de lo ocurrido: Tres se refieren al lugar a donde supuestamente llevaron a los estudiantes: 1) colonia Pueblo Viejo, 2) casa de seguridad ubicada en Las Lomas, 3) el basurero de Cocula. Una cuarta versión no hace referencia exactamente al sitio a donde los llevaron, sino al motivo que les condujo hacia Iguala, “matar a los hermanos Benítez Palacios”. Estas cuatro versiones son totalmente diferentes y tienen numerosas contradicciones.
Mientras unos detenidos alegan que los hechos comenzaron a la 1 am, otros señalan a las 20:00 horas u otros horarios en que los normalistas ni siquiera habían llegado a Iguala.
Mientras unos señalan un operativo deLos Rojos para matar a otros narcotraficantes conocidos como Los Peques, otros hablan de un grupo infiltrado que se habría dirigido a Iguala para atacarlos sin armas ni preparación.
Cuando unos señalan que los autobuses Estrella de Oro fueron tomados en Iguala, la realidad muestra que los normalistas llegaron en dichos autobuses y no fueron a la estación Estrella de Oro, sino a la Estrella Blanca.
También señalan fuertes incongruencias sobre el destino intermedio de los normalistas una vez detenidos: Mientras unos alegan que fueron llevados a Pueblo Viejo, otros señalan una casa de seguridad en Las Lomas. Otros refieren el escenario del basurero de Cocula.
Sobre el supuesto destino final de los normalistas hay diferencias. Unos señalan que un grupo de 17 habrían sido asesinados y otros golpeados pero dejados vivos, mientras otros detenidos aseguran que un grupo de 15 habría habrían llegado muertos al basurero de Cocula.
Los lugares donde habrían sido asesinados también son diferentes, ya sea en la parte de arriba del basurero o una parte arriba y otra abajo, así como el modo en cómo fueron llevados abajo en esas condiciones difíciles de noche y la forma en que habrían muerto también difiere.
La disposición de elementos que supuestamente se habría dado para la quema de los cuerpos también es distinta, así como el tiempo de fuego y el momento distinto en que fueron recogidos los restos y/o “cenizas”.
El GIEI entrevistó personalmente a testigos de esa zona y del lugar. Ninguno de los que estuvieron presentes en el basurero afirma haber visto nada extraño, sino una situación normal ese día y que la vegetación del lugar estaba normal.
Todas estas circunstancias hicieron que el GIEI pidiera un peritaje específico sobre las condiciones en que se hubieran podido llevar a cabo un hecho como el señalado en estas últimas versiones del basurero de Cocula.
Dicho peritaje basado en razones y estudios científicos, niega posibilidad de que la quema de 43 cuerpos se diera en el basurero de Cocula.
Peritaje independiente: Imposible la quema en Cocula
Para realizar una valoración técnica del caso, el GIEI pidió un peritaje independiente al doctor José Torero, una persona con reconocimiento mundial en investigaciones sobre incendios. Entre su experiencia destaca que participó en la investigación del colapso de las Torres Gemelas.
El GIEI le solicitó que se pronunciara respecto a tres aspectos: La posibilidad de la quema de 43 cuerpos en el basurero de Cocula, en el tiempo y con las circunstancias relatadas por algunos presuntos responsables; que analizara el trabajo de recolección de evidencia efectuado por los peritos y que ilustrara acerca de lo que se requeriría para que 43 cuerpos quedaran en condición de incinerados o cenizas.
En el análisis científico, el doctor Torero dictaminó que “para la incineración de un cuerpo de un adulto en un horno crematorio se necesitan entre 800-1000grados Celsius, por un periodo entre 90 a 120 minutos”. Estas condiciones no se logran al aire libre.
Los análisis del doctor Torero concluyeron que no existe ninguna evidencia que apoye la versión de que los cuerpos de los 43 normalistas fueron quemados en el basurero de Cocula, ya que toda la evidencia recolectada apunta a que sólo se han dado fuegos de pequeñas dimensiones.
Tampoco hay evidencia alguna que indique la presencia de un fuego de la magnitud de una pira para la cremación de al menos un cuerpo, ni la carga de combustible necesaria.
Con los resultados del doctor Torero, el GIEI “se ha formado la convicción que los 43 estudiantes no fueron incinerados en el basurero municipal de Cocula. Las confesiones realizadas por los presuntos responsables en este punto no corresponden a la realidad de las pruebas presentadas en este estudio”.
El investigador concluyó que el peritaje realizado por la PGR relacionado al fuego del basurero de Cocula no se hizo de acuerdo a las reglas internacionales aceptadas por la comunidad forense, se dispuso de evidencia crítica sin el análisis necesario y se dejaron de lado elementos críticos.
“El Dictamen de Incendios (AP/PGR/SEIDO/UEDMS/871/2014, Folios 80002, 83278, 88350) no tiene los objetivos, la profundidad y el rigor necesarios para una investigación de esta naturaleza. Las conclusiones del Dictamen de Incendios son en su mayoría erradas y en muchos casos no emergen de la evidencia material y de su posible interpretación”, destaca el informe del GIEI.
Una nueva hipótesis
El grupo de expertos independientes presentó una nueva tesis sobre la causa del ataque contra los normalistas de Ayotzinapa la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre en Iguala: “Su acción de tomar autobuses (…) podría haberse cruzado con la existencia de drogas ilícitas (o dinero) en uno de los autobuses, específicamente en (…) el Estrella Roja”.
En su investigación, el GIEI destaca las investigaciones realizadas en Estados Unidos contra el cártel Guerreros Unidos.
El 8 de diciembre de 2014, en el Estado de Ilinois, se presentó un caso contra Pablo Vega, su cuñado Alexander Figueroa y otros. Al primero lo consideran el jefe en Chicago del cártel Guerreros Unidos.
De acuerdo con la Fiscalía “Pablo Vega trabajó con varias fuentes de narcóticos en México para importar cantidades al mayoreo de heroína y cocaína de México a Illinois, a menudo escondiendo los narcóticos en autobuses comerciales de pasajeros que viajaron de México a Chicago”.
Según las informaciones recogidas por el grupo interdisciplinario, Iguala es un lugar de tráfico de heroína muy importante y, según la información pública, una parte de ese tráfico se haría mediante el uso de algunos autobuses que esconden dicha droga de forma camuflada.
Los estudiantes tomaron 5 autobuses, y como se señaló, la propia existencia de uno de los autobuses Estrella Roja no fue presentada en la investigación.
El testimonio del chofer de este autobús, es contradictorio con los testimonios de los normalistas y con la hoja de ruta del propio autobús, pero un manuscrito en el expediente confirma la versión de los normalistas. Incluso, el autobús presentado no corresponde con el autobús que registraron esa noche las cámaras de video.
Examinadas todas las hipótesis posibles de esos hechos probados, la única circunstancia que explica las contradicciones entre los hechos sobre este autobús, y su trayecto en la ciudad esa noche, la versiones opuestas del chofer, y sus distintas versiones en dos documentos, las diferencias con los normalistas testigos y otras circunstancias probadas, las ausencias en el expediente de dicho autobús, y los documentos contradictorios obrantes en él, es que dicho autobús, sea un elemento central del caso.