Hoja verde
“La censura es la herramienta de aquellos que tienen la necesidad de esconder realidades de sí mismo y de los demás. Su miedo es únicamente su falta de habilidad para enfrentar lo que es real, y no puedo dirigir ni un ápice de enojo en su contra. Lo único que siento es tristeza abrumadora. Durante algún momento de su educación, se les negaron los hechos contundentes de nuestra existencia. Se les enseñó a ver sólo hacia un lado, cuando existen muchos lugares hacia los cuales voltear” – Charles Bukowski
En los últimos meses el nombre de Alfredo Ríos “El Komander” llena más las páginas de los periódicos locales y los portales de internet de noticias, que sus propios conciertos. La razón es simple, en los estados en los que tiene programadas presentaciones, sus autoridades cancelaron ya varias de ellas. El primero fue Morelos, seguido de Puebla, Estado de México y ahora Guerrero, donde tiene previstas más fechas, así como en Querétaro y otras partes del país; en Salamanca, Guanajuato su presentación, este 24 de abril, se realizó con éxito.
Su música es catalogada como violenta por los que piden su censura, ya sea funcionarios públicos o denuncias ciudadanas, todos coinciden en que la música que interpreta hace apología al narcotráfico e incita a adular a los líderes del Cártel de Sinaloa.
Desde los inicios de su carrera musical -en 2008-, “El Komander” es considerado como El Jefe de los “corridos enfermos” (canciones que narran enfrentamientos, con palabras como “ejecutado”, “cortando cabezas”, “levantones”, “degollar”, y mencionan a personajes de “alto rango” del crimen organizado) y uno de los precursores del denominado Movimiento Alterado; un aglomerado de grupos que interpretan “narcocorridos”, al que pertencen artistas como Buknas de Culiacán –el cantante principal, es protagonista del documental Narco Cultura (Shaul Schwarz, 2013)–, Los Buchones de Culiacán, Los 2 Primos, Erik Estrada, El RM, Los Nuevos Elegantes y Óscar García.
La ropa de marca, dinero, alcohol, drogas, camionetas de lujo y mujeres despampanantes son otros ejemplos de la línea en los temas que interpretan los artistas antes mencionados.
Mencionar a bandas y artistas más conocidos como La Arrolladora, El Recodo, Banda Carnaval, Banda Tierra Sagrada, Banda MS o Fidel Rueda, quienes se caracterizan por interpretar temas románticos, me parece importante, ya que por lo menos dos de cada 10 canciones en sus discos, son del estilo antes mencionado, a éstos se le suman artistas de renombre como Calibre 50, Voz de Mando, Gerardo Ortiz, Los Buitres, entre otros.
Si bien, los cárteles en México surgieron hace muchos años, y los llamados “narcocorridos” ya se cantaban desde el apogeo de grupos como Los Tigres del Norte, el Movimiento Alterado llegó a revolucionar el modo de interpretar las hazañas de los integrantes del crimen organizado. En los centros de espectáculo, bares, antros y cantinas de todo el país, puedes encontrar un séquito de personas bebiendo y escuchando su música. Los discos en los eventos se venden por montones, muchos más son los que se comercializan en los puestos de los tianguis, algunas estaciones de radio y canales de televisión de paga como Bandamax transmiten sus melodías.
En resumen, esto no se acabará con censurar a un artista en algunos estados, la Narco Cultura, como lo titula Scharwz, está sumergida en las entrañas de los mexicanos: entretenimiento, una característica inequívoca que nos acompaña, mirar la verdad de frente y tomarla con sarcarmo e ironía. Una salida equívoca, pero para algunos, sumamente efectiva.
Usted lector… ¿Qué opina?
¿De verdad la censura es el camino para terminar con ello?
La violencia en México sigue y se vuelve parte de nuestra cotidianeidad, hecho que es lamentable. Bien dicen que cuando algo es prohibido, llama la atención, y por ahora, lo único que logran con la cancelación de sus conciertos, es aumentar la fama y la curiosidad de verlo, la realidad es que, como lo dice Bukowski, denotan más la necesidad de esconder lo que sucede en nuestro país, con un miedo enorme a mirar de frente a la realidad en la que vivimos. Y yo… como él, sigo triste, por ver las noticias y encontrarme que el “ejecutómetro” sigue creciendo día con día.
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