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CHILPANCINGO, Gro., 28 de enero de 2014.- Más de mil pobladores del Valle de Ocotito expulsaron un convoy de 20 unidades del Ejército Mexicano, tras dos horas de permanencia en la comunidad.
El promotor de la UPOEG, Feliciano Rosario Ramírez, relató que aproximadamente a las 11:00 horas llegaron a Ocotito cinco vehículos del Ejército; paralelamente, las autoridades comunitarias de Cruz Grande alertaron sobre la instalación de retenes militares en varios pueblos.
Rosario Ramírez detalló que los puestos de control militar impedían el paso de los Policías Ciudadanos que se desplazaban de Costa Chica a Ocotito.
La condición de los militares, dijo, era que los policías ciudadanos pasaran sin armas, de lo contrario les impedían el tránsito.
“Desde Cruz Grande hasta acá estaban haciendo ejercicios militares con retenes, para evitar que los pueblos de ese lado vengan a apoyar a Ocotito, como una muestra de ejercicio militar de desarme”, expresó el promotor de la UPOEG.
Ante la presencia del Ejército, unos mil pobladores del Valle de Ocotito se apostaron a los costados de la carretera federal Acapulco-Chilpancingo, a la altura de una casa materialista que sirve como base de operaciones a la Policía Ciudadana de la UPOEG.
Los cinco vehículos del Ejército se retiraron de la zona, pero los pobladores se mantuvieron en el lugar, ante el temor de que llegarán más militares para desarmar a los policías ciudadanos.
A las 13:00 horas, un helicóptero de la Marina Armada de México sobrevoló a baja altura la carretera en la que se apostaron los pobladores y fotografió la movilización ciudadana.
A las 17:30 horas el alcalde de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos se reunió con los dirigentes de la UPOEG y los representantes de las ocho comunidades que integran el Valle de Ocotito.
La exigencia de la UPOEG y los pobladores fue que el Ejército abandonara la zona, sin embargo, durante la reunión llegó un convoy de 20 vehículos militares, de los cuales seis se apostaron afuera de la comisaría ejidal en la que se realizaba la reunión.
Los militares estuvieron afuera de la comisaría durante cinco minutos y posteriormente se dirigieron a la carretera federal, con dirección al puerto de Acapulco.
Al llegar al límite entre la comunidades de Ocotito y Mohoneras, donde la Policía Ciudadana instaló su base de operaciones, los militares se encontraron con el bloqueo ciudadano.
Unos mil 500 pobladores se apostaron sobre la carretera federal e impidieron el paso del Ejército.
Los vehículos militares emprendieron la retirada y giraron en dirección sur-norte; 500 metros adelante se estacionaron a los costados de la carretera federal, donde permanecieron durante dos horas.
Varias camionetas se encargaron de transportar a decenas de pobladores, entre niños, jóvenes, ancianos, mujeres y hombres que se bloquearon los accesos al valle de Ocotito.
Con todos los accesos cerrados y la carretera federal bloqueada, el convoy militar se mantuvo inmóvil durante dos horas.
Tras 40 minutos de bloqueo, los ciudadanos liberaron el paso de la carretera federal, momento que aprovechó el Ejército para salir de Ocotito.
Cuatro vehículos militares cruzaron entre el contingente, lo que provocó gritos de inconformidad entre los pobladores, que comenzaron a reagruparse sobre la carretera federal.
Minutos después, las 16 camionetas del Ejército que aún permanecían en la comunidad enfilaron sobre la carretera, también con rumbo al puerto de Acapulco.
“¡Dejen que se vayan!”, gritaron los policías ciudadanos.
Ante la indicación, los pobladores abrieron el paso a los vehículos militares.
Gritos, abucheos y expresiones de rechazo popular despidieron al convoy del Ejército Mexicano.
Los ciudadanos del Valle de Ocotito acordaron que mantendrían la presencia cerca de la base de operaciones de la Policía Ciudadana durante toda la noche, ante la posibilidad de que el Ejército regresara para desarmar a los comunitarios.
A pesar de la pobreza que prevalece en la zona, varios habitantes aportaron dinero, despensas y cobijas para apoyar la presencia de los policías ciudadanos de la UPOEG, que desde la tarde del jueves resguardan las ocho comunidades que integran el valle de Ocotito, erradicaron la delincuencia organizada y el clima de inseguridad y violencia que prevalecía en la zona.