Pobres y discriminados, los afrodescendientes de la Costa Chica
16 de noviembre de 2015
,
10:47
Eduardo Yener Santos/Quadratín
CUANIJICUILAPA, Gro., 16 de noviembre de 2015.- La etnia negra o raza africana que llegó a América en 1442, con las primeras empresas esclavistas, dejó su descendencia en la región Costa Chica de Guerrero. Los afroamericanos, que pudieran ser la quinta raíz cultural del estado, pertenecen a una clase pobre, con pocas oportunidades de desarrollo y paradójicamente se sienten discriminados por los gobiernos y por sus vecinos indígenas: los mixtecos y amuzgos.
La etnia negra se erigió en la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca. Por parte de Guerrero, está Cuajinicuilapa, un municipio considerado como afroamericano ubicado a cinco minutos del estado de Oaxaca.
A este municipio, también se le conoce como La perla negra de México, La pequeña África de México o La capital de los pueblos negros de México. Esta raza cuenta con una identidad cultural propia, pero poco a poco va declinando por las nuevas tendencias sociales y por la relación social que tienen entre los mixtecos, los amuzgos, los mestizos y la cultura gringa que adquieren por la migración.
Cuanijicuilapa es uno de los municipios más alejados de Chilpancingo, la capital del estado de Guerrero. Visitar Cuanijicuilapa significa recorrer 297.1 km de carretera en un lapso de seis a ocho horas. La cabecera municipal aparentemente está desarrollada en infraestructura, servicios e imagen, y habita poca gente negra.
En cambio, es en los pueblos de Cuanijicuilapa donde la presencia de los afros se arraiga en las comunidades del Pitayo, Cerro del Indio y Miguel Alemán la raza de origen africana se conjuga con otras etnias.
En estas tres localidades de aproximadamente mil habitantes, decenas de personas intentan “ya no ser negros”. La discriminación racial se da entre ellos mismos; por su fenotipo fisiológico, su economía o creencias.
Las nuevas generaciones de estos pueblos aseguran que ellos ya no son tan negros, “los verdaderos negros cimarrones, y negras mulatas están en San Nicolás, Santo Domingo, Maldonado, Tierra Colorada, el Vaivén y Llano de Tapextla”.
Su argumento de no ser negros es porque sus padres- mamá o papá- son indígenas amuzgo de Ometepec o Xochistlahuaca, y su descendencia es indígena y no negra.
El contexto
Los pueblos de Cuanijicuilapa comparten algo en común: la pobreza. Aquí el empleo es escaso, la educación se ven truncada hasta el nivel secundaria, porque hasta ese nivel les ofrece el gobierno a través de la Secretaria de Educación Pública, el bachillerato aún es nuevo.
La gente se emplea en el campo, en las huertas de cultivo de sandía, papaya, coco o plátano, pero no es garantía de enriquecerse. Hasta sus pueblos llegan los revendedores que acaparan toda la fruta a bajo costo.
Política
De la Costa Chica de Guerrero han salido políticos de trascendencia estatal y nacional, pero poco han aportado al desarrollo social de la zona. René Juárez Cisneros, ex gobernador del estado durante los años 1999 a 2005, en varias ocasiones, en campaña principalmente, ha declarado ser parte de la cultura afro, pero no vive en esta zona, sus orígenes, cuentan los costeños “son de Ajuchitán.”
También esta Ángel Aguirre Rivero, originario de Ometepec y que en dos ocasiones ha ocupado la gubernatura, como interino y constitucional, su fama en la Costa Chica es de “cacique” y ser dueño de “un enorme rancho y ganado”.
La ex candidata perredista, Beatriz Mojica Morga, antes secretaria de Desarrollo Social, también presume ser parte de la Costa Chica, la gente la recuerda por su campaña y no por sus acciones de gobierno.
Los nativos afros se quejan y se admiran de los espacios que han ganado los pueblos indígenas en Guerrero. “En el gobierno existe una secretaria de asuntos indígenas pero no de afros”, se quejan.
“En los partidos políticos se dan espacios para la gente indígena, pero no a los negros. El Congreso del estado designa a diputados por la cuestión indígena, pero no por ser negros”, también “cuando hay apoyos del gobierno, algunos promotores nos dicen que estos programas son para indígenas y aquí no dicen que sean para afros”.
Su gente
Doña Nicolasa García es una mujer afro que vive en el Pitayo, su carácter noble y solidario la distingue de todos. La visión de contraer nupcias con un hombre de su etnia no era concebida en su proyecto de vida, “estaba a quedarme sola, sentía que si me juntaba con un negro no sería sano, tantos años que vives con gente así, las ves como tus hermanos” explica.
Nicolasa contrajo nupcias con Rey Agama Gómez, quien no aparenta ser afro pero aprecia la cultura de los negros.
En el Pitayo, la gente mayor de 70 años se distingue por sus aportaciones sociales, sus versos, su trabajo o los consejos, son elementos de admiración que dan vida y realce cultural.
Cultura
La comida de la cultura afro es un factor muy peculiar. Durante la celebración del Día de muertos se deja ver el arte culinario; el caldo de hierba santa, salsa de hormiga de chicatana, mole de cabeza de cerdo, biuches -que son las vísceras del cerdo-, bazo relleno -platillo de res y que se rellena con carne-, panes de tapón o yemas, estofado de pollo o de res, enchiladas rellenas de picadillo, picaditas con cecina, pozole, y atole de arroz en jícara.
Entre los postres se encuentran las torrejas de arroz, empanaditas de arroz con leche, frutitas de horno, jamoncillo, dulce de papaya, bocadillos de coco y otros.
Cuajinicuilapa cuenta con una danza auténtica, denominada Los diablos de la Costa. Esta danza únicamente se baila en la celebración del Día de muertos.
La creencia de los pueblos afros es que los diablos acuden a las tumbas de los panteones de los pueblos para levantar a los difuntos y llevarlos a sus casas para comer la ofrenda que sus familias les han preparado.
La característica más peculiar de esta etnia afro son los versos y coplas, una tradición oral que conjugan mujeres y hombres que se manifiestan en palabras conjugadas con terminación de vocales similares, con picardía y enjundia.
Tanto hombres como mujeres expresan y componen versos para manifestar el sentir en cierto momento de la vida.
“En la costa chica una negra un consejo me dio, que adorara la la mujer que quiera pero que rogara no”, expresa un verso que luego le responde con otro: “Negra, negra sin tu amor no me hayo, nada, nada me divierte, mejor que me parta un rayo que yo dejar de quererte. Porque, “ella se llama, se llama y yo me llamo y me llamo, ella por mí se anda, se anda y yo por ella me ando, meando”.