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CHILPANCINGO, Gro., 30 de agosto de 2014.- La economía nacional podría acercarse o superar 5 por ciento de crecimiento al final de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, y el nivel de inflación al inicio de año próximo se ubicaría en la meta de 3 por ciento, supuso el gobernador del Banco de México, Agustín Cartens Carstens.
Al reunirse con alumnos de la priísta Fundación Colosio, Carstens refirió que el entorno internacional ha sido adverso y complicado para la economía mexicana. Y al abundar sobre el caso brasileño –cuya economía viene a la baja–, soltó: ¡Gracias a Dios! en México se ha mantenido la estabilidad económica, de acuerdo a información publicada en La Jornada.
En una larga exposición valoró las reformas laboral, educativa, de competencia económica, telecomunicaciones y energética, como el motor que permitiría el crecimiento que dotara al país de una economía sin presiones sobre los precios, mayores niveles de inversión, incremento en las tasas de empleo, aumento sostenido en el ingreso de los trabajadores y una mejor distribución del ingreso.
Cartens, quien ha diferido de las expectativas de crecimiento de la Secretaría de Hacienda, ponderó la política fiscal de la actual administración: “La perspectiva fiscal ha mejorado en México sin duda; ya hay un compromiso para que en 2017 regresemos al balance presupuestal. La deuda pública de México es de las deudas relativamente bajas entre los países emergentes y avanzados. Y entonces ese pilar lo tenemos bien establecido.
Por otro lado hemos logrado bajar la inflación, y mantenerla por un periodo relativamente alto en niveles bajos y estables. Existen muy buenas perspectivas para que en el año que entra se ubique en 3 por ciento. Pienso que la inflación es el impuesto más regresivo que existe. Por qué hago el símil entre inflación e impuestos: porque la inflación lo que hace es erosionar el valor adquisitivo de los salarios de los trabajadores. Preservar ese poder adquisitivo es una responsabilidad del Estado y es una de las maneras en que socialmente se puede ayudar más a la sociedad.
Además de sostener que el país requiere una banca que tenga la capacidad de no volverse un lastre en la economía, se refirió a las ventajas que aportarán las reformas estructurales aprobadas por el Congreso. Y para tender puentes de crecimiento, éstas –las reformas– requerirán un régimen de cambio flexible: Tener la credibilidad en el banco central es lo que ha permitido desligar los movimiento cambiarios con la inflación y, por tanto, tenemos esta posibilidad de tipo de cambio que funcione como un amortiguador.