
Detienen en BCS a El 90 y otros 6 ligados al Cártel del Pacífico
IGUALA, Gro., 27 de septiembre de 2015.- Estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa recorrieron la ruta en la que hace un año fueron atacados por policías municipales y pistoleros del cártel Guerreros Unidos, con saldo de seis muertos y 43 normalistas desaparecidos.
La movilización inició a la 1:10 de la tarde en el bulevar Heroico Colegio Militar. Al frente marcharon los padres de los 43 estudiantes desaparecidos, seguidos por la banda de guerra Halcones Dorados, de la normal de Ayotzinapa.
El segundo bloque estuvo integrado por estudiantes normalistas de Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Hidalgo y Zacatecas.
También se sumaron los maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG), integrantes de la Coordinadora Estatal de Transportistas Independientes de Guerrero (CETIG), el Frente de Defensa Popular (FDP), la Federación de Estudiantes Campesinos de México (FECSM), el Frente Único de Normales Públicas del Estado de Guerrero (FUNPEG), el Frente Popular Francisco Villa (FPFV), la organización Ciencia Forense Ciudadana y pobladores del municipio de Iguala de la Independencia.
Con coronas de flores y banderas negras en señal de luto, los manifestantes recorrieron la avenida Bandera Nacional, hasta llegar al centro de la ciudad.
Varios negocios bajaron sus cortinas ante el paso del contingente; la mayoría de los pobladores se asomó por ventanas y balcones, algunos se detuvieron en las aceras para observar la movilización, pero no se unieron a ella.
Ante la falta de respuesta de la ciudadanía, los normalistas utilizaron el alto parlante para pedir perdón a los habitantes de Iguala por todos los hechos que derivaron después del 27 de septiembre.
“Les pedimos perdón, pero también les pedimos que nos entiendan y se pongan en nuestro lugar. Muchos cuestionan qué hacíamos en Iguala esa noche que ocurrieron los hechos, pero lo importante aquí es que el gobierno no ha sido capaz de garantizar la seguridad, que 43 personas pueden simplemente desaparecer sin que nadie sepa en dónde están, que la delincuencia infiltró en los tres niveles de gobierno y que así como fuimos atacados aquí en Iguala, pudo ocurrir en cualquier otro lugar”, expresó un normalista a través del micrófono.
Sin embargo, esto no fue suficiente para que los igualtecos se sumaran y apoyaran la movilización de Ayotzinapa.
En ese momento, un poblador del municipio tomó el micrófono y le aclaró a los habitantes que los normalistas de Ayotzinapa no fueron los culpables de la violencia e inseguridad que se vive en la zona.
“Antes de Ayotzinapa aquí ya había muertos, ya había desaparecidos. Aquí gobernaba la delincuencia, que no se les olvide. Miren a nuestros vecinos de Apaxtla, tienen dos pueblos sometidos por la delincuencia, controlados por el narco. No dejemos que eso ocurra aquí, no volvamos a estar así como antes, hay que salir a protestar, hay que unirnos”, clamó el hombre.
Su participación no alentó a la ciudadanía, que se mantuvo apática a la marcha de Ayotzinapa.
La manifestación dobló en una esquina y avanzó hasta llegar al Hospital Cristina, ubicado en el número 153 de la calle Juán N. Álvarez, donde hicieron una parada. Un hombre aprovechó para pintar la palabra “Asesinos” en la fachada.
Un normalista sobreviviente a los ataques del 26 y 27 de septiembre narró a través del micrófono cómo fue que llegaron a buscar refugio y atención médica a dicho hospital, pero les fue negada.
Recordó también cómo llegaron elementos del Ejército Mexicano, los amenazaron y encañonaron.
“Aunque lo sigan negando, aunque nos digan mentirosos, el Ejército está metido hasta el cuello y lo vamos a seguir diciendo”, expresó.
El Hospital Cristina permanece cerrado con cadena y candado. Una de las ventanas del primer piso muestra el hueco por el impacto de una roca.
La marcha avanzó hasta salir nuevamente al bulevar, donde develaron el obelisco y una placa en memoria de los estudiantes Julio César Ramírez Nava y Daniel Solís Gallardo, quienes murieron víctimas de la balas en los ataques perpetrados por policías municipales y pistoleros de Guerreros Unidos.
El padre de Julio César encendió una veladora, colgó un rosario, puso flores en el memorial y elevó una oración por los dos jóvenes asesinados. Los manifestantes guardaron un minuto de silencio con el brazo en alto y posteriormente continuaron con el recorrido.
Metros adelante, los normalistas y padres de familia recibieron muestras de afecto y respaldo por parte de algunas familias igualtecas, quienes les regalaron tacos de frijol y botellas de agua.
La tercera parada fue en la brecha de terracería detrás del parque industrial, donde hace un año fue encontrado el cuerpo desollado del normalista Julio César Mondragón Fontés. En su memoria se develó un obelisco con su rostro, en el que también se encendieron veladoras, se colocaron flores y se guardó un minuto de silencio con el puño derecho en alto.
Uno de sus compañeros sobrevivientes a los ataques tomó el micrófono para dedicarle unas palabras.
“Aquí dejaron su cuerpo, desollado, como si fuera el peor de los delincuentes, pero su único delito era ser estudiante, tratar de llevar cultura a los pueblos marginados, soñar con educar y sacar de la ignorancia a la gente”, expresó.
Después, los normalistas, padres y manifestantes abordaron los autobuses y se dirigieron a la explanada del zócalo, en el centro de Iguala, donde realizaron un evento artístico-cultural en el que hicieron presentaciones musicales y dancísticas.
Desde la mañana se había desplegado un extenso operativo policiaco, en espera de la llegada de los normalistas, sin embargo, la movilización se realizó de manera pacífica y los normalistas se retiraron con rumbo a Tixtla cerca de las 9 de la noche.