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CHILPANCINGO, Gro., 3 de julio de 2015.- La última vez que Roberto Hernández Alvinez vio a su hijo fue el jueves 18 de junio. El médico Marvin Hernández Ortega iba de salida para hacer un trámite de trabajo en Chilpancingo. Le dio un abrazo a su padre, sonrió y se despidió.
“Desde entonces no lo he visto, pero sé que aún está vivo”, expresó el padre del joven doctor, desaparecido desde el 19 de junio.
Delgado, de camisa a cuadros, don Roberto tiene 53 años pero el rostro se le ve envejecido a causa de la incertidumbre por su hijo desaparecido.
En entrevista, recordó que el 18 de junio su hijo llegó a su casa en Acapulco, proveniente del municipio de Petatlán.
El médico de 30 años le pidió prestada a su padre una camioneta, para realizar algunos trámites y visitar a sus amigos.
Después acudió a casa de una tía, a quien le pidió prestado un automóvil Seat Ibiza plateado para acudir a Chilpancingo, a donde renovaría su contrato trimestral ante la Secretaría de Salud (Ssa).
“Estaba muy tranquilo y sonriente. Me abrazó y lo abracé, platicó con todos y no supe en qué momento me dejó la camioneta que yo le había prestado. Luego visitó a mi hermana para pedirle también su coche”, relató don Roberto.
Comentó que su hijo es soltero pero tiene novia, una doctora de nombre Sara Palma Castrejón, quien trabaja en el Hospital General de Petatlán y está desesperada por tener noticias de su paradero.
El médico Marvin Hernández Alvinez egresó de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG). Su padre lo recuerda como un joven alegre y con mucha facilidad para hacer amistades.
”Es una persona que siempre está haciendo amigos, no le conocemos enemigos. No tiene ningún problema en atender a todo tipo de personas. Cuando está en la casa llegan muchas gentes de escasos recursos que lo conocen. Siempre está dando consulta y no les cobra”, comentó don Roberto.
La madre de Marvin, Guadalupe Ortega Solórzano, es una enfermera que está a poco de jubilarse.
Su tía, quien le prestó el vehículo en el que desapareció junto a tres compañeros de trabajo, es una química con más de 30 años de servicio.
Don Roberto reconoce que ambas fueron determinantes para que Marvin decidiera tomar la carrera de Medicina.
El hombre es de baja estatura, apenas 1.65 metros y delgado; asegura que su hijo tiene las mismas características físicas y si acaso es un poco más corpulento por su juventud.
En el Servicio Médico Forense (Semefo) de Chilpancingo les mostraron cuatro cuerpos que no coinciden con dichas características. Son cadáveres que miden más de 1.80 metros, robustos y con tatuajes.
“Cuando miré esos cuatro cuerpos me percaté de que ninguno se parece al de Marvin. El alma me volvió al cuerpo y tengo la esperanza de que todavía está vivo”, expresó el padre de familia.