Se soltaron “los diablos” en la Costa Chica de Guerrero
01 de noviembre de 2015
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21:32
Eduardo Yener Santos/Quadratín
CUAJINICUILAPA, 1 de noviembre de 2015.- Los diablos de Cuajinicuilapa dominaron las calles de distintas comunidades afromexicanas y mestizas, en la Costa Chica de Guerrero durante la celebración del Día de Muertos. La creencia, es que los diablos van por los difuntos y los llevan a sus casas que habitaban en vida.
En Cuajinicuilapa, durante los primeros días de noviembre, decenas de personas se disfrazan con atuendos negros, máscaras confeccionadas de piel o concha de coco, adornadas con cuernos de venados y pelo de cola de caballo, para dar realce al legado cultural de los pueblos afromexicanos que ocupan la quinta raíz en Guerrero.
La creencia de los pueblos afros, es que los diablos acuden a las tumbas de los panteones de los pueblos para levantar a los difuntos y llevarlos a sus casas para comer la ofrenda que sus familias les han preparado.
La Danza de los Diablos, cuenta con el guía, el diablo mayor conocido como Pancho, la Minga esposa del Pancho, y un número indeterminado de diablos que son acompañados por música que suena de la charrasca, una quijada de caballo, así como un buje, instrumentos que los mismos habitantes confeccionan, especialmente para esta danza.
En la Costa Chica de Guerrero, la tradicional ofrenda de día de muertos se desarrolla con prácticas ancestrales de las culturas africanas, que llegaron a América a partir de 1442 cuando los portugueses instalaron la primera factoría esclavista.
Desde esa fecha a la actualidad, diversos pueblos afros que se quedaron en Guerrero, conservan sus tradiciones y resisten ante las nuevas prácticas mestizas.
Son en los pueblos del Pitayo, Cerro del Indio y Miguel Alemán de Cuajinicuilapa donde la Danza de los Diablos que para muchos no es de África sino originaria de la costa de Guerrero y Oaxaca, donde se conjugan factores culturales de la fuerza afrodescendiente, porque dicha danza era prohibida por la iglesia católica.
La Danza de los Diablos, utiliza movimientos de una recomposición de antiguos pueblos afros e indígenas; los danzantes, se mueven en círculos de frente, círculos de espaldas, movimientos de atrás para adelante, en pasos considerados como el normal, el jarabe y el borracho. Con la máscara hacen movimientos de extremo a extremo, gruñendo y tirándose al piso cuando culmina un paso.
En las casas, las familias ofrendan con los comidas típicas de la región que le gustaba al difunto en vida; tamales de hoja de plátano, panes de muñecos, agua ardiente, arroz de leche, tamales de carne cruda de puerco o pollo, frutas y flores.
La celebración continúa hasta este 2 de noviembre, cuando una vez más los diablos acuden a dejar las almas de los difuntos a los panteones.