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NAMIBIA, Sudáfrica. 23 de febrero de 2015.- El fotógrafo británico, Jack Somerville, logró hacerse este fin de semana con un mítico descubrimiento al retratar a dos indígenas sudafricanos en la Reserva de Vida Silvestre de Naankuse, quienes no sólo cazan a la vieja usanza de palos y flechas como una “medida para rendir homenaje a las presas”, sino que se acompañan a un guepardo para que les auxilie en búsqueda de “la cena”.
Según publica The Daily Mail, las postales “cuentan” como miembros de la tribu San comparten el botín alimentario con un felino de nombre Aika, con quien salen de cacería pese a que el animal está considerado un animales potencialmente peligroso para la raza humana.
“Los miembros de la tribu también pueden ser llamados bosquimanos o basarwa, que quiere decir ‘hombre del bosque) y sus territorios abarcan los países africanos de Botswana, Namibia, Angola, Zambia, Zimbabwe y Sudáfrica”, precisa el fotógrafo de 26 años, quien se trasladó hasta la sábana para captar la forma de vida de estas tribus y su actitud en torno a los animales, “pero cuando llegó al lugar jamás se imaginó ver un cuadro tan espectacular”.
En ese sentido, Sommerville advierte que el guepardo Aika no se encuentra amaestrado ni nació en cautiverio, sino que “en el momento en que los indígenas aprenden a comportarse en presencia del felino, este genera un lazo de simbiosis y confianza”, de forma que humanos y mamíferos de esta área se han permitido coexistir confortamblemente por generaciones.
“Se cree que los miembros de la tribu San representa la cultura viva más antigua del planeta”, expone el Daily Mail, donde se informa que el respeto por la naturaleza le ha provisto a estos nómadas naturales la posibilidad de coexistir con su medio ambiente sin alterarlo.
Y es que los San cazan pie (rastreando animales durante días), utilizan pequeños arcos y le apuntan a comer pequeños animales que atacan con flechas envenenadas de una larva encontrada en la fruta de Marula, “siempre con un sentido de respeto, trátese de una rata de campo o de un antílope”.
A modo de breviario, los también tradicionalmente cazadores-recolectores hablan una lengua que se caracteriza por incorporar sonidos de chasquido o cliqueos, sin embargo, “el despojo territorial y la imposición de servidumbres han obligado a la mayoría a modificar su forma de vida y su idioma”.
Asimismo, The Daily Mail recopila que los San viven en su mayoría como pastores, trabajando gratis a cambio de alimentos, o cobran salarios mínimos como jornaleros, criados o en asentamientos del gobierno de Botsuana.
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