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Se llama Bernardo Ortega Jiménez, pero en los últimos días se le conoce como “El José Luis Abarca del Congreso”. Es presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso de Guerrero, dirige la fracción de diputados del PRD y lo acusan de liderar al grupo delictivo Los Ardillos.
Su padre Celso Ortega Rosas, alias La Ardilla, lideró durante 20 años el cártel afincado en el municipio de Quechultenango, hasta que fue asesinado por un comando armado.
Ahora los hermanos del presidente del Congreso, Celso y Antonio Ortega Jiménez, encabezan el legado familiar.
Hijo de La Ardilla
“La única ley que había en Tlanicuilulco era la implantada por Celso Ortega Rosas. Nadie podía oponérsele porque era una sentencia de muerte segura”, relata una nota publicada el 4 de enero de 2009 por La Jornada Guerrero.
La Ardilla fue detenido el 22 de diciembre de 2008 por la Policía Federal Preventiva, en un operativo realizado en Tlanicuilulco.
Lo acusaron del secuestro y homicidio de dos agentes de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), que realizaban acciones encubiertas sobre narcotráfico en la zona centro de la entidad, y cuyos cuerpos fueron encontrados ejecutados y calcinados en agosto de 2007.
Tras la detención, la Secretaría de Seguridad Pública federal envió un comunicado en el que explicaron el modus operandi de La Ardilla y su grupo delictivo: “Consistía en usar la fuerza y amenazas de muerte a sus víctimas para que abandonaran sus propiedades, dándoles un ultimátum de 24 horas para que salieran del inmueble y de la localidad y una vez que las víctimas se iban, los delincuentes las ocupaban”.
Celso Ortega Rosas, La Ardilla, salió en libertad a principios de 2011; días después de abandonar la prisión, el 26 de enero, fue asesinado de cinco balazos afuera de su domicilio por un comando armado.
Hermano de Los Ardillos
Los Ardillos siguen operando en Quechultenango. De acuerdo al periódico El Financiero, fuentes de la Procuraduría General de la República (PGR) confirmaron que Antonio y Celso Ortega Jiménez, hijos del extinto jefe criminal, están al frente del cártel.
Los vínculos de su familia con la delincuencia organizada le han valido señalamientos y apodos al diputado Bernardo Ortega Jiménez.
“Bernarco Ortega”, lo apodó el magisterio disidente agremiado en la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero.
“El José Luis Abarca del Congreso”, lo denominó José Díaz Navarro, quien encabeza a 16 familias que tienen integrantes desaparecidos en Chilapa.
La vinculación no fue por casualidad ni por gusto. El 9 de mayo de este año ingresó un grupo de 300 personas armadas a la cabecera municipal de Chilapa. Permanecieron ahí durante cinco días y realizaron decenas de “detenciones”, bajo la consigna de capturar a Zenén Nava Sánchez, alias El Chaparro, líder del grupo delictivo Los Rojos.
Se autodenominaron policía comunitaria, pero de acuerdo reportes policiacos y ministeriales, entre ellos había pistoleros del cártel de Los Ardillos.
El grupo armado salió de Chilapa el 14 de mayo y dejó tras de sí una estela de desaparecidos. Hasta el momento hay 16 denuncias formales, pero de acuerdo a Díaz Navarro, son más de 30 casos.
La desaparición masiva de personas en Chilapa tiene similitudes con el caso Ayotzinapa: un gobierno presuntamente infiltrado por la delincuencia, pistoleros que operan impunemente a la vista de las autoridades, decenas de personas de las que se desconoce su paradero.
En Iguala, donde desaparecieron los 43 estudiantes de Ayotzinapa, la delincuencia asumió el control a través del alcalde perredista José Luis Abarca.
En Chilapa, la delincuencia impuso su dominio gracias al diputado perredista, presidente del Congreso local y hermano de Los Ardillos, Bernardo Ortega Jiménez. Al menos ese es el señalamiento que hacen los familiares de los desaparecidos.
“Aquí en Chilapa tenemos otro Ayotzinapa, aquí tenemos otro José Luis Abarca en el Congreso”, sostuvo José Díaz Navarro en la reunión del domingo 24 de mayo, en la que participaron los familiares de los desaparecidos, el gobernador Rogelio Ortega Martínez y el gabinete de seguridad estatal.
“No lo afirmo, pero no lo niego”
Al diputado Bernardo Ortega Jiménez le molesta tocar el tema. Los señalamientos en su contra han sido recurrentes y, al parecer, se ha cansado de desmentirlos.
En una entrevista que concedió ayer a Milenio Televisión, el legislador fue cuestionado sobre los vínculos de sus hermanos con el cártel de Los Ardillos y sobre las acusaciones de Díaz Navarro.
– “Yo creo que el señor José Díaz Navarro se ha ensañado conmigo, cuando yo no soy el responsable de lo que sucede en Chilapa. (…)Lo que yo sí le pido es que ya deje de estar manchando mi nombre, de estarme mencionando, si es así yo le sugiero que vaya a la PGR y que ponga la denuncia en mi contra”, recriminó Bernardo Ortega.
– “¿Niega que sus hermanos puedan tener vínculos con este grupo del crimen organizado?”, se le preguntó.
– “Yo no lo niego. No me consta ni lo niego. Quiero decir que no lo afirmo, pero tampoco lo niego. No voy a negarlos, al final de cuentas son mis hermanos, pero eso no quiere decir que yo sea responsable de las acciones que ellos realicen”, respondió.
El presidente del Congreso de Guerrero asegura que no tiene comunicación con sus hermanos desde hace ocho años y que tampoco tiene certeza de que en realidad se dediquen a actividades ilícitas.
“Esa es una tarea de las autoridades, de la Procuraduría General de la República (PGR) y de la Fiscalía General del Estado (FGE). Si ellos son culpables que paguen sus culpas, que paguen sus consecuencias. (…) Que los agarren y que les apliquen la ley, yo no tengo nada que ver, no he tenido comunicación con ellos en varios años”, sentenció el legislador.
Incluso dijo que está dispuesto a que las autoridades lo investiguen, para determinar si tiene o no vínculos con la delincuencia organizada.
“Si soy responsable estoy dispuesto a pagar con cárcel mis culpas, ¡mis culpas!, no las de mis hermanos. Yo puedo ver de frente y de cara al pueblo de Guerrero y de Chilapa”, expresó.