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METLATÓNOC, Gro., 30 de agosto de 2021.- En la comunidad de Juanacatlán, alumnos de secundaria y primaria regresaron a clases presenciales, luego de casi un año y medio de no acudir a las aulas a causa de la pandemia de Covid 19.
Los estudiantes de este poblado, ubicado en una de las zonas de más alta marginación en el estado, iniciaron el ciclo escolar 2021-2022 de manera presencial y lo hicieron mientras la entidad se encuentra en semáforo epidemiológico rojo, con carencias históricas en infraestructura y ahora sin insumos de sanitización.
Las primeras horas de esta jornada de regreso a clases, los padres de familia y alumnos de la Secundaria Técnica Josefa Ortiz de Domínguez realizaron limpieza en las aulas, también hicieron una reunión para acordar la forma en que se desarrollarán las clases.
De entrada, se habló de realizar acciones de limpieza durante esta semana y se analizó la posibilidad de que los estudiantes puedan acudir a clases dos días a la semana y la siguiente semana trabajar desde casa y así sucesivamente.
Las madres llevaron a sus hijos y los esperaron al exterior de los salones mientras tejían sombreros de palma, la principal actividad económica que realizan en la comunidad y por la que obtienen un ingreso de 100 pesos por la venta de una docena de sombreros.
Antes de las 9 de la mañana, iniciaron las actividades escolares 27 alumnos del quinto grado de la Escuela Primaria Fray Servando Teresa de Mier, en un pequeño salón en el que no se pudo guardar la sana distancia. Incluso, Tania, Abelina y Cristian tuvieron que iniciar las clases de pie ante la falta de butacas en buen estado. La primera actividad escolar fue una narración sobre lo que habían realizado durante año y medio de confinamiento, para después compartirlo.
En el caso de la secundaria, los estudiantes llegaron provenientes de municipios como Atlamajalcingo del Monte, Cochoapa el Grande y Tlapa. En algunos casos, estos caminaron de una hora y media a dos y media para llegar al aula.
La comunidad cuenta con un albergue-comedor comunitario, que sobrevive con recursos del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), y que llega a dar asilo a más de un centenar de estudiantes. En algunos casos, los alumnos de comunidades lejanas suelen habitar este lugar hasta tres meses, principalmente en los meses de septiembre y octubre, cuando se registra la mayor cantidad de lluvias.
Tanto en la escuela primaria como la secundaria, los maestros tuvieron que comprar con recursos propios algunos cubrebocas para regalar a los alumnos que no contaran con uno, además de gel antibacterial.
El maestro de primaria Marcos García Catalán expresó que de acuerdo con lo que les había informado la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) serían los padres los que tendrían que comprar sus propios insumos de sanitización.
Ante esta situación, la planta docente solicitó a las autoridades por lo menos una dotación de kits de limpieza, así como de un termómetro infrarrojo, puesto que no se cuentan con los recursos suficientes para su adquisición. Actualmente, se estima que esa escuela atiende a unos 160 alumnos.
La maestra de secundaria Kimita Larios confió que este regreso presencial a las aulas sea un paso “esperanzador” hacia la nueva normalidad, puesto que resaltó que la educación a distancia no tuvo resultados positivos, tomando en cuenta el nulo acceso a internet en la comunidad.
Aunque también, aclaró, el retorno a la vida estudiantil genera incógnitas e incertidumbre entre los padres de familia y en los propios maestros, dado que se está en una encrucijada entre regresar a las aulas, donde crece el riesgo a contagiarse de coronavirus y, por otra parte, continuar con la educación a distancia, la cual no dio los resultados esperados.