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El superasesor de Adela y la justificación de sus nombramientos
El gobierno municipal de Adela Román en Acapulco se enfrentará a serios problemas económicos para pagar la nómina a sus trabajadores, aseguró en conversación informal Ricardo Castillo Barrientos, ya conocido por los morenos como el superasesor, por su cercanía e influencia con la alcaldesa llevada por Morena y el voto ciudadano anti PRI a esa responsabilidad.
Para el futuro funcionario, proveniente del PRI y gente que toda la vida ha trabajado para el gobernador Ángel Aguirre Rivero y su grupo político, el panorama económico es difícil para la nueva administración.
La conversación informal fue el pasado sábado en el ínter de los festejos del cumpleaños del diputado local electo y empresario constructor Zeferino Gómez, al finalizar una reunión con morenos críticos, ciudadanos sin partido e independientes, que votaron por el partido de Andrpes Manuel López Obrador, y que se han constituido en un grupo que tiene como objetivo impulsar y vigilar la tan cacareada Cuarta Transformación.
En ese contexto, Castillo Barrientos, ex director de la campaña de alfabetización de Ángel Aguirre que terminó en un sonado fracaso por disputas internas y entre señalamientos de corrupción, y quien se asume como amigo de juventud de Adela Román, ante un cerrado grupo de invitados al festejo que cuestionó lo que ocurre en el entorno de la alcaldesa electa, pretendió justificar los nombramientos que ha hecho.
Sobre la presencia de aguirristas, renejuaristas y demás priístas de viejo cuño en el gabinete del gobierno de Morena, como Samuel Peláez que iría a la CAPAMA (hoy Coagua), y Mario Pintos Soberanis, ex director de Comunicación Social con René Juárez Cisneros, a quien aún se le busca ubicación, reconoce que existen lazos de amistad con la presidenta pero que trabajará para el equipo triunfador el pasado 1 de julio y que serán constructores de la transformación pos Revolución mexicana en el municipio (Jejeje… lo juro, no pude impedir esa manifestación emocional).
Retomando el asunto económico del municipio, en una conversación amable que nunca fue una entrevista, reconociendo el lastre de todo tipo que dejara el gobierno perredista, dije que sería recomendable que se redujera el número de dependencias innecesarias y que no se continuara con la nómina obesa, alimentada con puestos para amigos, familiares y cuotas de poder.
Un caso específico es la Secretaría de Turismo Municipal, que este año les ha costado a los acapulqueños casi 30 millones de pesos para sostener a una burocracia que no produce nada o duplica funciones de otras dependencias federales y estatales.
De este recurso económico sólo 4 millones 512 mil 286 pesos se va a la nómina, más 754 mil pesos para el pago a trabajadores basificados. El resto quién sabe a dónde va. Bueno, hablan de promoción en una ciudad donde los turistas vienen por inercia y porque no hay de otra: Acapulco o balneario en Neza.
Este monto de dinero se lo lleva mayoritariamente en “promoción” y salarios un grupo amafiado en torno al Colegio de Licenciados en Turismo, que se dicen especialistas en el tema y que durante años ha manejado esta dependencia sin dar resultados objetivos, medibles, demostrables. La acción en búsqueda del ahorro del dinero de los acapulqueños se podría aplicar en otras dependencias.
Quiere decir que esos trabajadores podrían ser integrados a otras dependencias y así cumplir con uno de los objetivos de la Cuarta Transformación e iniciar una lucha frontal contra la corrupción en la estructura administrativa y laboral del ayuntamiento.
Se habló del nombramiento de la secretaria de Desarrollo Social entregado a la hija de un cetemista “porque trae su gente”, es decir por su cuota, cuando en el pasado proceso electoral la gente no voto de manera corporativa y mucho menos por los candidatos sino por AMLO. Es decir, Morena ganó a pesar de los candidatos.
Así que ese argumento no justifica ningún nombramiento acusando apoyo de los premiados con puestos en la nueva administración pública municipal. Los ganadores se lo deben a AMLO y a nadie más.
Ojalá que atinen en los nombramientos de aquellos en quienes recaerá abanderar la transformación, porque el reto es mayúsculo, la responsabilidad mayor y el compromiso con el pueblo es grande: no mentir, no robar, no traicionar. ¡Nada más!