La destrucción y el nuevo partido
Un cuestionado empresario-político
La irresponsabilidad e insensibilidad de los propietarios de la empresa Jobamex con sus empleados es del tamaño de la bahía de Acapulco.
La mayoría son hombres y mujeres que son empleados como policías privados en diversas dependencias, la mayoría públicas.
Consultados varios policías de esa empresa, todos ellos coinciden y se quejan de los bajos salarios y de que los uniformes que usan no se los dé la compañía, como es su obligación, sino que se los cobre en su de por sí raquítico pago.
Estos trabajadores que al ingresar firman una hoja en blanco, que funciona como una espada de Damocles y que puede ser usada en su contra en cualquier momento en que el empleado sea incómodo para la empresa y así pueda ser despedido con facilidad carente de cualquier protección laboral de ley.
Los empleados no tienen organización sindical, algunos hasta sin protección social como veremos más adelante. Su situación es vergonzosa para cualquier ciudadano con mínima conciencia social.
La tolerancia a este tipo de abuso y explotación laboral es cuestionable donde quiera que se realicen estas prácticas que atentan contra los derechos humanos de nuestros conciudadanos, por lo general, desempleados, pobres y desesperados. Condición que la empresa Jobamex aprovecha, sí, la necesidad laboral.
Pero más reprobable es cuando estas acciones anti constitucionales vienen de un empresario-político que ha hecho fortuna con dinero público, prestando servicios al gobierno, a través de compadrazgos políticos, influyentismo y nepotismo.
Y más grave aún que este empresario-político, acusado de explotación y mal trato laboral a sus empleados, sea postulado por un partido de izquierda, como candidato a un puesto de representación popular, por el PRD, que tiene entre sus finales, más que principios, la búsqueda de la justicia social.
Uno de los socios de la empresa familiar de seguridad privada Jobamex, es Jacko Badillo Escamilla, que funge ahí como director general y estrategia, candidato a la presidencia municipal de Acapulco por el PRD y el derechista Acción Nacional.
Un ciudadano acapulqueño me hizo llegar un legajo de documentos en fotocopias en las que diversas empresas solicitan a Badillo Escamilla reactive en el Instituto Mexicano del Seguro Social a policías que prestan servicios de seguridad y que al ir a solicitar servicios médicos a las clínicas del IMSS se le ha negado porque Jobamex sencillamente no ha cumplido con sus obligaciones como patrón.
¿Y qué dicen de esto los dirigentes del PRD? ¿Como presidente municipal será diferente este empresario que tiene como lema el guevarista Hasta la Victoria Siempre? ¿Tendrá sensibilidad social alguien que la razón de sus negocios ha sido siempre hacer dinero explotando el trabajo ajeno? Y que el crecimiento de sus negocios ha sido ofreciendo servicios al gobierno del estado, al menos desde el gobierno de Zeferino Torreblanca cuando el jefe de Personal, su suegro José Luis Zuzuarregui Soberanis, ya finado, lo puso “donde hay”. Así los negocios de este empresariado.