Corrupción neoliberal
¿Hay BOA en Guerrero?
Cinco, desde aquí te brinco…
Son casi las 12 del día de este aburrido domingo después de más de 70 días de confinamiento. Junio ya va a la mitad de la noche y el 11 de julio, mi cumpleaños, todavía es una alborada, tras la montaña de incógnitas que esperan los nuevos días de estos tiempos enfermos.
Escribiré un texto breve que depositaré en el fondo de una botella de Pet transparente color agua. La lanzaré al mar con su mensaje, dos palabras talladas en el silencio: “¡Fuck you!”.
No me había dado cuenta, aunque me miro al espejo todos los días, que el cabello me ha crecido y son más visibles las canas. Las peluquerías están cerradas, dicen.
No sé si en verdad tengo ganas de salir y hacer la vida de antes. Lo que estoy seguro, es que cuando lo pienso, algo en mi interior me dice: “no lo hagas es peligroso”.
Y regreso a la cueva a lamer los miedos de mi confort burgués.
Seis, al revés…
Desde hace muchos años a un gran sector de la población mexicana le preocupaba la corrupción de la clase dirigente de este país, de sus cuerpos armados, de sus aparatos de justicia y también el modo de vida de los ricos empresarios. Y un día a través del voto echaron del control del poder político a esta casta divina.
De los políticos no hay nada que agregar que no se sepa sobre la corrupción, digamos que es su hábitat natural, pero los hombres del dinero que gustan aparecer en revistas frívolas, que pasan por honestos, decentes, mostrando sus propiedades, sus autos, sus mujeres, sus hijos sonrientes, sus ropajes, su comida, su dinero ilegítimo, sí, esos que quedaron acostumbrados a no pagar impuestos, hoy están preocupados por la corrupción en el gobierno de la 4T, se quejan de la falta de democracia y llaman a formar estructuras para recuperar los espacios perdidos y parar las reformas prometidas al pueblo por el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador.
Aseguran que les preocupa la corrupción, el desorden del actual gobierno, que les quita el sueño el manejo del país por inexpertos.
Se hacen llamar FRENA, también se les ubica como BOA… el primero ha hecho manifestaciones públicas, ha mostrado su rostro, ha sonado las cacerolas golpistas mandando a la basura sus propias reglas de legalidad democrática para el acceso del poder.
El segundo, aunque sus presuntos miembros niegan la pertenencia a la agrupación, da muestras de existencia en diversas instancias en las que aún mantienen control: medios de comunicación, empresariado y organizaciones políticas del pasado.
¿Hay FRENA en Acapulco? Sí, hemos visto a una minoría manifestarse dentro del marco de la ley, ruidosa por sus autos, circular por la Costera.
¿Hay BOA en Guerrero? Debe haberlo. De acuerdo con los documentos fundacionales que hablan de su hipotética formación, sus objetivos, los supuestos miembros que lo integran, sus acciones mediáticas, todo indica que sí.
Aunque no dan la cara de militancia activa como miembros de una organización civil y democrática, desde una especie de closet de cristal, se reúnen, tienen chats y participan activamente en redes sociales.
Lo que, insisto, es legal siempre y cuando no acudan a acciones que atenten contra la vida democrática del país.
De acuerdo con algunas fuentes, el BOA acapulqueño está integrado por políticos priístas y panistas que se quedaron en la banca, algunos gerentes de hoteles, dirigentes y ex dirigentes de organismos empresariales, socialités, editores y algunos periodistas, notarios, opinadores en espacios digitales, ex orejas al servicio de gobiernos del pasado, todos con profunda añoranza a lo que el viento de la 4T se llevó.
Siete, te pongo el bonete….
Llegará el día que tendremos que salir del confinamiento. Cuando cambie el color del semáforo, según una encuesta practicada por el diario estadounidense NYT a una decena de epidemiólogos, especialistas de la Salud autorizados por su formación académica a emitir juicios con credibilidad sobre la pandemia del Covid 19, ellos no lo harían ni recomendarían en un periodo de tres meses y hasta un año lo siguiente: tomar un avión, subirse al metro o un camión de transporte público, comer en un restaurante, ir a una cena pequeña en casa de amigos, mandar a los niños a la escuela y algunas otras actividades donde haya contacto con desconocidos. Eso dicen ellos. ¿Y los pobres que viven al día qué van a hacer? Pobres de los pobres, sólo les queda morir de hambre o por Covid 19, como mueren todos los días en el mundo por otras enfermedades curables.
Ocho, te lo remocho….
Los ciudadanos comunes muchas veces desinformados sobre la pandemia y expuestos a la infodemia que llevan a cabo los medios de comunicación controlados por los intereses económicos del capital, de la industria farmacéutica, resienten los efectos de este trabajo ideológico y sistemático. Nunca como ahora, en esta crisis de salud y enfermedad mundial generada por el SARS-CoV 2, vemos cómo se ha intensificado la lucha de clases, en el plano Internacional y nacional. Y la información y la desinformación es la línea de frente.
Un priísta que hoy reclama democracia me dice: “se supone que los que votaron por Morena confiaron en el cambio verdadero. Y ahora se miran sólo ocurrencias, revanchismo, cacería de brujas o más corrupción. A diario salen más y más evidencias de corrupción… y cero combate a la delincuencia organizada y menos medicinas”.
Si comparamos el manejo de la pandemia en el país, como lo han hecho los países ricos y similares al nuestro, y vemos con objetividad el número de víctimas… la verdad no estamos reprobados y no nos ha ido tan mal ¿Dónde se han visto en México muertos en las calles como en España? ¿Dónde se ha visto gente sin atención como en NY? Ojalá no rebasemos los números de Brasil, ni el dolor de Ecuador.
El problema de nuestro país, de nuestro estado, es la pobreza y la cultura del sometimiento, la cultura de la corrupción, el saqueo de los recursos públicos por una camarilla política bien identificada, con nombres y apellidos.
Esta cultura del sometimiento se expresa en que haya pobres que defienden al gobierno que los ha empobrecido. Y no hay una cosa más grotesca que un pobre defendiendo a su opresor.
En el gobierno federal actual no hemos visto el robo descarado, por ejemplo, como se hizo cuando las tragedias provocadas por huracanes, temblores, que hemos padecido en Guerrero.
Seguramente, el gobierno de la 4T no es lo mejor que se quisiera tener, pero hay diferencias substanciales entre el pasado y el presente. Si no se quieren ver los contrastes, es un problema de óptica y de ética personal.
Nueve, copitos de nieve….