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Médula
La Selección Nacional es de todos
La Selección Mexicana de Futbol no es de nadie en especial, es de todos los mexicanos como sus triunfos y derrotas. A todos nos afecta lo que haga.
Así debería de ser pero eso no es cierto. La Selección es de la Federación Mexicana de Futbol, un club de millonarios que controlan el negocio del juego de las patadas que no escapa al fenómeno de la lucha de clases, controlado y manipulado por los más poderosos.
En el caso que nos ocupa, por las televisoras, la estatizable Televisa y Televisión Azteca, propietarios de equipos en la Liga Mx, dueños de jugadores que se comercializan en el llamado “mercado de piernas”, una especie de “asiento de negros” moderno, como el que se realizaba en tiempos de la colonia española, poseedores de voluntades y determinaciones al interior del marco de cal de menos de 120 metros lineales en el llamado juego “más hermoso del mundo” en el país.
El concepto asiento de negros era el negocio que englobaba varias actividades contractuales, financieras y de préstamos en la época moderna española, un acuerdo entre la Corona y un particular o asociación de particulares, como la Femexfut y los representantes de los jugadores, por el que aquella arrendaba a éstos una determinada explotación en régimen de monopolio, como podía ser la explotación de minas y esclavos, como en este caso, de jugadores.
Televisa es la empresa hegemónica en el futbol nacional y otros negocios que han caminado bajo la sombra del poder político que ha compartido con el PRI, con el PAN en su efímero paso por Los Pinos, y que pretende continuar usufructuando, llegue quien llegue a la Presidencia de la República.
Así lo ha demostrado en las coyunturas electorales pasadas y en la actual, en las que sus jugadores (actores, conductrices, periodistas) son los peones usados para la consolidación de sus objetivos.
Principalmente para el sometimiento ideológico que permita seguir contando con libertad en el business de la estupidización más efectiva que ha realizado un poder mediático empresarial desde mediados del siglo pasado en el continente.
Así, telenovela y futbol, dirigidos a mujeres y hombres, caminan de la mano. Ahora el negocio no es sólo aquí en México, funciona en todo el mundo como una empresa multinacional, aunque sus efectos son diversos de acuerdo al nivel socioeducativo y cultural de las audiencias, que demandan productos de acuerdo a sus posibilidades.
Así que nos guste o disguste, el futbol, es un negocio de control político y social que el mismo Donald Trump entiende como tal, al festejar el mundial tripartito y descartar un acuerdo como el TLC.
Una de las imágenes más difundidas el día que la FIFA, el más poderoso cártel del deporte mundial, otorgó el Mundial de 2026 a los países norteamericanos, el hombre más feliz que festejaba abrazando a Decio de María, era el magnate de la televisión mexicana, el dueño del América, el propietario de la Selección Mexicana, Emilio Azcárraga Jean, hijo de quien se llamó “soldado del PRI”.
Cada vez más mexicanos están conscientes de la realidad del país y exigen cambios que beneficien a todos en busca de una patria para todos. Que incluye medios de comunicación democráticos, poesía y futbol.
Parafraseando a Eduardo Galeano digo para concluir un tema que es como un río, con muchas orillas y profundidades, que un hombre puede cambiar de mujer, de partido o de religión, pero no puede cambiar de equipo de futbol y yo agregaría, ni de Selección Nacional.
La Selección Nacional no tiene dueños, ni empresarios, ni partidos políticos, ni mirreyes viajeros de porristas. La Selección es de todos y habrá que democratizarla y nacionalizarla.