Propuestas y soluciones
Apostillas de la ceremonia de la toma de posesión de Adela Román como (con permiso de la RAE) presidenta de Acapulco.
Fue visible, los nuevos regidores no se sabían el Himno a Guerrero, ni siquiera la estrofa principal, aquella que invita a los “patriotas surianos gozosos cantar, un himno a Guerrero caudillo inmortal, que allá en las montañas luchando tenaz a México esclavo le dio libertad”.
Ni los labios movieron nuestros representantes populares de la comuna porteña, ni siquiera simularon una especie de playback. Pero a los organizadores tampoco se les ocurrió colocar en la pantalla la letra de tan solemne musical para los ignorantes de nuestros saberes vernáculos locales, de nuestros más profundos nacionalismos de patria chica, que por lo que vimos, no es tan popular, para vergüenza de nuestra historia local enseñada en escuelas públicas.
No pues qué van a saber. Es que esta generación de políticos educados musicalmente a tamborazos de banda, a corridos y balazos, mostraron sus limitaciones culturales en el evento.
Ahora, el Himno a Guerrero pues no es una canción del Komander y es rebasado en popularidad por cualquier cantaleta difundida por las radiodifusoras o por cualquier canción que haya interpretado el ahora presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, Sergio Mayer, antes de ser encueratriz.
Aquí la prueba para cualquier villa melón:
“Banana duro (banana)
Banana tieso (banana)
Banana perverso (banana)
Banana travieso (banana)
Banana chiquito (banana)
Banana sabroso (banana)”.
Así que la letra escrita por Francisco Figueroa Mata, acompañado por la música del compositor Margarito Damián Vargas, no fue cantada por los regidores porque no quisieron o porque no la supieron.
Pero bueno. Esto fue lo que no gusto al profesor institucional, “charro del SNTE”, le llaman los militantes de la CETEG, hermano incomodísimo de la alcaldesa Adela Román Ocampo, Jorge, que no aguantó el sarcasmo ni los comentarios del reportero que rompió el sacramental momento del Himno local.
Él estaba una hilera adelante y con toda su familia y acompañantes tenían más de 10 lugares. El hermano incómodo, le dicen ya, que toma decisiones sin ser autoridad, explotó violentamente, contra el cronista, incluso, los familiares que le acompañaban perdieron la forma como diciendo: “¿Qué pasó?”.
También los que estaban a mi lado: Edgar Nery, Ricardo Castillo y el representante del secretario de Educación federal Esteban Moctezuma, Javier Villalpando, que se veía disfrutaba en silencio los comentarios que hacíamos los reporteros sobre el ceremonial.
Sacado de onda, al final, sin saber qué era el hermano de Adela, él sí sabía quién era yo, me acerqué a tomarle una foto, retador levantó las manos en V en señal de victoria, mientras una larga cola, como un besábamos, pasaba a estrechar sus manos.
Lo escribo sólo para testimoniar.