Sin mucho ruido
Crónica de un priísmo fortalecido en territorio de Morena
¿Qué es lo que ha cambiado aquí? Estamos en el mensaje regional del gobernador Héctor Astudillo en Acapulco, con motivo de su Tercer Informe, en el mismo lugar y con la misma gente.
Se ha dicho que el priísmo camina a la extinción, pero aquí en los salones del Mundo Imperial no lo veo. Está incluso fortalecido con la presencia de representantes de otras fuerzas políticas (lo de fuerzas es un decir, ¿se podrá decir debilidades políticas?), de grupos que aún no se atreven a confesar su verdadera filiación. Y se caen de tricolores siendo guinda o azul su apariencia.
Ahora, si como una introducción a la definición de política en el diccionario cimarrón de la cultura popular de, y no sólo de, Costa Chica, pero todavía unos pasos más atrás, político es el que hace política, y ser político es aquel que la lleva bien con todos.
En esta acepción ser político es hacerte de la vista gorda, palmear a la espalda a tu enemigo, abrazarlo y desearle lo mejor. Y más adelante, en lo oscurito, ponerle una zancadilla o clavarle un puñal en la espalda con la luz de la sonrisa.
“No seas político”, decían los viejos para no decirle hipócrita al farsante y porque no conocían más palabra que “política” para llamarle así a lo más parecido a la traición.
Bueno, el salón está lleno de políticos-políticos, aprendices de políticos y de testaferros de los llamados políticos, fans, familiares, guaruras y prensa. Gente interesada en la política y en el comportamiento de este zoo para dejarse ver en el informe regional del gobernador Héctor Astudillo.
Empresarios, notarios, turisteros sin turismo, vendedores de fantasías, encantadores de serpientes, saltimbanquis, que trabajan o quieren hacer negocios con el estado. Todos llenos de sonrisas y dispuestos a aplaudir.
Aquí no parece importar la filiación, el color y las diferencias que enfrentan a los ciudadanos o a familias enteras, esas es cosa de los comunes que le dan el voto a estos sujetos que hacen vida de la política. Aquí sólo hay relaciones, negocios e intereses.
¿Qué produce un político? Lo que sabemos es que consume los impuestos de los ciudadanos y los excedentes de producción con la promesa a sus electores de que lucha por ellos por un mundo mejor. Hasta ahí.
Y la presidenta municipal de Acapulco, propuesta por Morena, Adela Román Ocampo, en su tinta, rodeada por puros priístas: la diputada local Verónica Muñoz Parra; el diputado federal René Juárez Cisneros; el senador Manuel Añorve Baños; los diputados locales Héctor Apreza Patrón y Heriberto Huicochea, y más. Vino hacer política a su manera, con sus recursos, con sus asesores, con algunos miembros de su gabinete, a hacer política.
Ante la clase política de siempre, de la que ella es miembro nobel, acarreada, arrastrada por un tsunami que el primero de julio la colocó ahí, y que parece no haber dejado nada en pie. Falso. Ahí están, pese a todo. Y sin embargo se mueven, unos para atrás, otros pa’ delante, el chiste es estar en el ajo del poder, aunque se jalen como cangrejos.
Funcionarios del gobierno priísta federal y local se saludan, golpean sus hombros. Diputados de todos los partidos, salvo dignas excepciones no están aquí.
—Delegado, ¿cómo está?
—Bien, y a punto de cobrar mi última quincena, respondió el delegado de Desarrollo Social en Guerrero, Carlos Ortegón.
Y Adela Román está aquí, en este mar de gente en primerísima fila. Pienso que en un acto de cortesía y anfitrionía política correcto, pero eso de tomar la palabra en un informe del gobernador, ser la primera oradora, es más que un exceso de amabilidad. Bien pudo asistir y ser políticamente correcta.
Aquí no hay improvisaciones. Fue un hecho bien planeado por el equipo del gobernador Astudillo, para ganar el partido y ganó con marcador contundente. Con equipo completo, en campo enemigo y tribunas repletas de hinchas, los priístas se llevaron el triunfo.
Ahora, si aceptas las reglas del juego, dar un discurso, pues aprovecha el espacio y sácale jugo al partido. Pero eso de ir y no decir nada, pues nomás como que no va: eso se llama rendición antes de tiempo.
Acapulco, hoy como siempre….
Aquí todo sigue igual. Peor. Hemos vuelto a los altos índices de violencia y la alcaldesa, en su oportunidad de hablarle de tú a tú al gobernador. Respeto no es sumisión.
Frente a un importante grupo social de la oligarquía cevichera, prefiere usar las palabras sin contenido, vacío, y optar por la comodidad: la colaboración, el entreguismo. Hay veces que no estamos de acuerdo con sus acciones le dice al gobernador y los opositores que esperan más de ella, ven como su representante prefiere seguir corriendo y entregarse sin luchar “pero usted tiene la voluntad política de hacerlo”.
Los morenistas inubicables en el gran salón, los diputados Rosario Merlín, Ossiel Pacheco, los más visibles; diputados del PRD, PT, PAN, Verdes, diputados federales y locales.
En un repaso pormenorizado de cifras durante estos tres años de gobierno estatal en Acapulco en que quedó de manifiesto que el gobierno del estado ha gobernado y ha hecho obra en el municipio, al menos las más deslumbrantes, ante la ausencia de autoridades y sus escándalos de corrupción, por lo que se ve, el PRI seguirá teniendo la hegemonía política aquí donde se encuentra la mayor cantidad de votos de la entidad.
La entrega discursiva de Adela Román es agradecída y devuelta por el gobernador, quien ofreció toda su colaboración y ayuda para el puerto y pidió “hablar bien de Acapulco”.
La alcaldesa en una pretensión crítica al gobierno de Astudillo dijo que hace falta explicar los motivos, las razones de la violencia… “pero usted tiene la voluntad política para hacerlo”. Tenemos visiones distintas, dice la alcaldesa, tímidos aplausos. Un solitario “¡viva Adela!”, entre la hinchada astudillista que aplaudió y gritó vivas a rabiar a su jefe. Las condiciones estaban dadas para eso, para el lucimiento del gobernador.
En el análisis del lenguaje hay una corriente que explica el discurso como una relación de palabras donde el hablante, el orador, dice su parlamento con contenidos implícitos y explícitos.
El de Adela, discurso leído, muestra la autoría del amanuense, un priísta agazapado, que quiere hablar de progreso y transformación y se regresa, que quiere hacer crítica y hace acrítica, que dice y no dice nada, digo o no digo, el dilema que marcará el destino de este gobierno de la cuarta transformación que a un mes casi de gobierno de motu propio se ha reducido a un jeme.
Achicada, reducida, con un discurso moderado, agradecido, como si le debiera favores al gobierno y no al pueblo que la colocó en esa posición.
Es visible que el PRI no ha bajado la guardia, ya se escuchan aquí los tambores de guerra para dentro de tres años. El secretario de Desarrollo Social, Mario Moreno, acompañado por decenas de seguidores es el último en abandonar el salón, hace su trabajo.
Ya es urgente la llegada de AMLO al poder, dice un moreno que camina a mi lado mientras vemos a la masa moverse, sin tendones, sin amasijos, sin cantera, desparramarse, por el bulevar de los sueños rotos.