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Teléfono rojo
La verdad sobre el cambio en la policía de Acapulco
El comandante de la Armada de México Gerardo Rosas Azamar, auténtico responsable de la seguridad en Acapulco desde hace meses, fue designado como encargado de despacho en la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) por la presidenta municipal Adela Román Ocampo.
Esto, a 48 horas de haberse filtrado la información de que Román Ocampo pidió, sin mayor explicación, la renuncia a Geovanni Mejía Olguín y a sus 30 colaboradores, todos ellos efectivos y ex miembros de la Policía Federal, los que apenas cumplían un poco más de 100 días al frente del mando.
El sábado pasado el secretario general del Ayuntamiento, Ernesto Manzano Rodríguez nombró a Rosas Azamar como encargado de despacho, mientras el Cabildo aprueba o rechaza su nombramiento como secretario de Seguridad Pública del Ayuntamiento de Acapulco, a quien realmente “era el mando de la seguridad en el puerto desde antes de que llegara Geovanni”, afirma una fuente conocedora del tema de inseguridad.
Pero la alcaldesa, como la insigne Mabel (Gena Rowlands) personaje de una película de John Cassavetes (A woman under the influence, 1974), le ganó la emoción como le ha ganado en varias ocasiones más (regañó en público a una reportera que defendía su chamba sin trabajar; se autodeclaró jefa del mando único de la Guardia Nacional ante los complacientes y aplaudidores miembros del Grupo ACA cuando aún esta propuesta no se discutía en la Cámara de Diputados; llamó a las cosas por su nombre en el caso CAPAMA, llamando mañoso a Evodio Velázquez y su camarilla, ante una ingenua pregunta de un incipiente reportero… ¡y las que nos faltan!).
“Ya me dijo que se iba, y como no podemos dejar acéfala la Secretaría, hoy nombré como encargado de despacho al capitán Rosas Azamar”, mintió una vez más Adela como mentían los políticos del PRI ante análogas circunstancias. Nunca los jefes piden la renuncia, son los súbditos los que piden este “estado de gracia”, a sabiendas de la ausencia de Dios.
El policía federal no renunció, la alcaldesa le pidió la renuncia y los acapulqueños que pagamos el salario de ella y de sus jefes de inseguridad en este gobierno municipal de difuntos sin flores tenemos derecho a saber la verdad y no tan sólo a quedarnos con el dolor que provoca el portazo del signo de interrogación sobre la nariz.
La alcaldesa, entrevistada por un enjambre de reporteros, siguió mintiendo ante ellos sin que ninguno cuestionara la versión oficial sobre la crisis y el relevo en la SSP, a unos días de la llegada de AMLO al puerto.
Allí adelantó que convocó a una sesión extraordinaria de Cabildo el próximo lunes, para presentar la propuesta de Rosas Azamar a los ediles: “Vamos a estar como punto único, porque es un Cabildo extraordinario, la designación o ratificación del nuevo secretario de Seguridad”. Propuesta a la que algunos regidores se opondrán, ojalá que no sea sólo para negociar prebendas.
Fuentes fiables en la SSP de Acapulco afirman que el secretario renunciado no contó con el apoyo de la presidenta municipal y que él y su equipo sufrieron la austeridad adelista, sin poder controlar el mercado interno que impera en la dependencia, y en donde la lucha anticorrupción levantada en Palacio Nacional no llega aún a este territorio controlado por los mandos tradicionales y el nepotismo recién encumbrado.
Esos son algunos de los reales obstáculos que enfrentará el nuevo encargado, aparte de la violencia cotidiana y sangrienta que se vive en las calles de Acapulco. ¡Difícil!
¿Quién es el comandante del 22 Batallón de Infantería de la Octava Región Naval, Gerardo Rosas Azamar, que será nombrado como secretario de Seguridad Pública en Acapulco?
Se dice que es el verdadero responsable de la estrategia de seguridad en Acapulco, desde antes de que llegara Geovanni MejÍa Olguín, y que en Baja California, donde estuvo antes de venir al puerto, logró sonados éxitos contra la delincuencia. Esperamos resultados.