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Teléfono rojo
Costeños festejan la presencia de AMLO
Me subo en Huazolotitlán al transporte público rumbo a Jamiltepec, Oaxaca, en una camioneta tipo Estaquitas, como las que transportan ganado. Diez pesos de Huazolo a Huaxpaltepec.
Ya estando en Huaxpala, como le dice la gente a este pueblo, tomo una “Urvan” que no es tal, es una vagoneta de asientos reclinables de la línea Malacateros que muestra en su interior un logo bien millenial “Internet wifi a bordo”, que no es tal, “es el apuro anuncio”, me dice el chofer.
Adentro, el radio del vehículo reproduce la señal de una estación de radio de esas que llaman comunitarias, que no lo son, sino que son negocios de vivales que transmiten la peor música comercial que se haya escuchado mientras vociferan, venden cualquier cosa, con un estilo verbal escalofriante, hasta con faltas de ortografía al hablar, pero ellos “son periodistas” que hacen comunicación cobrando por sus servicios particulares.
Después de una larga recta y de un tramo con curvas con ángulos de 360 grados, llegamos a la punta del cerro, a Jamiltepec, una especie de zona del silencio y miedo, donde según algunos historiadores se dio el primer levantamiento armado indígena del México moderno, en los setenta, antes de que lo hiciera el EZLN en Chiapas, a través de la Brigada Revolucionaria Emiliano Zapata (BREZ), un desprendimiento de la Liga Comunista 23 de Septiembre que echó balas acá, contra la explotación y la injusticia.
Veinticinco pesos después y 15 minutos pagados, pisamos las calles encementadas, recorridas por mujeres indígenas de enaguas y huipiles blancos como el sol, collares y aretes de coral rojo, como la sangre derramada aquí.
Jamiltepec es cabecera distrital de 24 municipios, la mayoría habitados por mixtecos, chatinos, amuzgos, negros y un amplio sector que habita en las cabeceras municipales que le gusta autodenominarse como mestizo.
El motivo de la visita de AMLO a esta región, ahora como presidente de la República, forma parte de gira nacional a los hospitales del IMSS a las zonas rurales, este y otros seis como este, hay en el estado de Oaxaca.
El Hospital Rural del IMSS Bienestar atiende a 146 mil costeños al año. En un día cualquiera los médicos dan 185 consultas. La gente está aquí desde las 10 de la mañana. La agenda oficial dice que el evento será a las 2 de la tarde. Después de los jaloneos entre los organizadores y seguidores del Presidente, de Morena y sin partido, casi cuatro horas después comenzó el evento anunciado.
Antes, los diputados locales, federales, presidentes municipales de Morena, abajo, con el grueso de los invitados. En primer lugar el personal del Hospital.
Algunos diputados locales, con la cola entre las patas después de haber perdido sus derechos partidistas por ponerse de alfombra y “dar las naylon” por cuatro millones de pesos, dice un furibundo morenista costeño, abrazan con sonrisas colgantes a la pobre gente que aún cree en ellos.
Y para ilustrar más la traición de estos representantes populares, cito un comentario recién leído, en donde dice: Que hasta los diputados priístas oaxaqueños aplauden a los de Morena, porque se dice que el gobernador Alejandro Murat, les obsequió varios millones de pesos a cambio de que acepten endeudar de nueva cuenta a Oaxaca, por 3 mil 500 millones de pesos.
“De aprobar el Congreso local el nuevo adeudo, la deuda pública en Oaxaca podría alcanzar los 19 mil 500 millones de pesos. Con este dinero, Alejandro Murat Hinojosa pretende iniciar una serie de proyectos de desarrollo social, según les ha dicho a sus más cercanos colaboradores”, se dice.
Y el más incómodo en el evento era el junior Murat, se movía en el asiento de un lado para otro, se apretaba las manos, ante los abucheos y gritos de los presentes que le dijeron de todo: corrupto, asesino, renuncia, mentadas. Era la gleba en el circo romano, pero en la Costa Chica al ritmo de chilenas. Los pocos priístas presentes hicieron su chamba gritando y aplaudiendo a su gobernador, pero la mayoría se impuso con su repudio y rechazo a su gobierno.
AMLO, sin querer queriendo, en su discurso donde dijo lo mismo que viene diciendo en la gira, lanzó dos indirectas muy directas a Murat que el público agarró en el aire y festejó.
“Se imaginan ustedes que yo llegara a Jamiltepec en helicóptero”, recordando la tragedia que propició aquí una aeronave en que viajaba el gobernador para atender a los damnificados de un sismo.
Otro gancho al hígado, el Presidente hablando de la horca en casa del ahorcado, “el ex director del Infonavit ganaba 700 mil pesos mensuales”. (Murat dirigió este organismo).
Los costeños festejaron la presencia de AMLO, la gente aún sigue teniendo fe y esperanza, en lo que les dijo: “no les voy a fallar“.