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Insensato regocijo
Para no desalentar el voto de la esperanza
El triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones del próximo julio es inexorable. Más allá de lo que digan las encuestas que lo colocan a la delantera en una tendencia que va hacia arriba y que es la suma del hartazgo nacional, la de los mexicanos del norte, del centro y del sur, contra las instituciones de un Estado que ha sido parcial a la hora de aplicar la justicia.
Sí, las instituciones de “todos” que han estado funcionando a favor de una minoría, que como en las monarquías, sólo han servido para beneficiar a los suyos y heredarse el poder como un derecho de sangre. Y cuidado porque estos zánganos habitan en el lado izquierdo y derecho del círculo del poder.
Más allá de la guerra sucia, de las campañas de lodo, desde el Estado, desde los medios, desde los círculos intelectuales adictos al poder, los mexicanos parece que ya decidieron el poder y la dirección de su voto hacia “ya sabes quién” para construir instituciones para todos.
La esperanza está fundada en un posible fin del Estado de bienestar de unos cuantos y construir una sociedad, de instituciones, más justa para todos.
La suma del voto de estos mexicanos sin partido, del que los especialistas en demoscopia consideran los indecisos, que no son el voto duro de ningún partido, ni de Morena, su determinación es de votar por el cambio.
Son los que no buscan chambas, los que no buscan puestos de representación popular, son los que no se agarran a sillazos y patadas por el poder, son los que no han gobernado.
Son los que trabajan todos los días, en talleres, como empleados, son los que tienen empresas pequeñas y que no participan en negocios ventajosos. Son los no beneficiarios de la corrupción. Son los que quieren competir en terreno parejo con todos, y que sea el esfuerzo, la inteligencia, la capacidad, la que premie a quien ofrezca lo mejores servicios a la sociedad.
Son los que no han saqueado al Estado con moches. Son los que no ven al Estado como botín, sino como una oportunidad de servir a todos, pero primero, a quien más lo necesite.
Estos sectores tienen muchas esperanzas en AMLO, porque qué creen que no hay de otra. Para ellos es la última posibilidad de construir una mejor sociedad democrática, pujante y respetuosa de la propiedad privada y de la libre empresa humanitaria.
Una sociedad donde gobiernen los mejores hombres de la ciencia, de la técnica, de la cultura, de la producción. No más gobiernos de familia, de cuates e incondicionales.
Hablando con algunos de ellos en Monterrey, donde editan un periodiquito que se llama El Ciudadano que se reparte gratuitamente entre los regios, confirman que hay un descrédito y desencanto hacia el gobierno del estado, que encabezó el hoy candidato presidencial independiente El Bronco. La conclusión es: ya no hay más.
Para ellos, ni el PRI ni el PRD ofrecen una alternativa que no haya sido probada ya. Los resultados de la aplicación de estas fórmulas están a la vista, dicen: una crisis profunda que nos mantiene en el precipicio del desarrollo y en donde la violencia, consecuencia de lo mismo, nos ha pintado de miedo y de sangre.
Por eso es importante que Morena, para no desalentar este voto de la esperanza, cierre el paso a los que ya gobernaron y lo hicieron mal, a los que han saqueado las arcas públicas, a los comerciantes de la política y a toda esa escoria oportunista que a última hora se sube al arca del triunfo.
Es hora de cerrar la puerta. Es necesario lanzar mensajes de que se combatirá la corrupción y de que el país con un gobierno diferente puede construir una sociedad nueva.
Hay que cerrar la puerta a la escoria que no ayuda y perjudica mucho más. Hay que buscar candidatos que ganen por ellos, que sumen votos al triunfo nacional.
En Guerrero se requieren ciudadanos decentes, no sólo populares y buenos para la milonga; que garanticen triunfos, que den certezas a la población que espera cambios de verdad, alejados de la mínima sospecha de involucramiento con la delincuencia y la corrupción.
¿Quiénes le tienen miedo al proyecto de nación de AMLO? Todos los que han sido beneficiarios del sistema actual. No hay más.