Teléfono rojo
Rebambaramba en las filas de Morena
Con la encuesta comenzó la rebambaramba, como dicen en la Costa Chiquita. Es decir, el desorden, la guangara, el desmadre… el sacrosanto caos que anuncia el cambio.
Un cielo nublado, gris, lluvioso, triste, este medio día en Acapulco, mientras la multicolor esperanza y alegría de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, acompañado por el tambor calentano, se pasea por lo que ha sido el refugio del poder en los últimos 10 años en Acapulco, el centro comercial Costera 125.
¿Será la hipotética tesis sobre la toma por asalto del poder de la que hablan los encuestadores? ¿Será que Morena quiere dejar la marginalidad y parecer una organización en que confíe la clase media y los sectores que gustan pasear y parecer en la lustrosa sociedad mediática?
Lo que sea, pero los organizadores pensaron en el confort de las minorías que la convocatoria rebasó, hasta el punto de que el gerente de la plaza se colocó a la entrada del recinto para impedir el acceso a más de cien personas, argumentando requisitos exigidos por Protección Civil.
Es la primera reunión regional abierta a la sociedad civil que se organiza en el puerto y rebasa las expectativas de los organizadores: maestros, estudiantes, mujeres, músicos, gente con oficio y sin oficio, soñadores, realistas, neo amlistas, oportunistas, auténticos luchadores sociales, líderes nylon, convicciones sanforizadas, indígenas, negros y una larga lista que guarda un salón a reventar.
La gente afuera grita, empuja, se apunta en mesas de afiliación. Y los que se quedaron afuera cuestionan: ¿Porqué la reunión en un salón pequeño y en tercer nivel?
Otra explicación será el origen de la izquierda, sus hábitos creados por la marginalidad a la que fue sometida a chingadazos por años, lo que impide que sus miembros puedan verse como mayoría, como ganadores.
Las porras inician. Son los radicales, los maestros, los que no quieren chamba, sino la transformación de México. Son los del Frente Guerrerense Magisterial y Popular por la Transformación de México, liderado por maestros hechos en la Universidad Pedagógica Nacional: Walter Emanuel Añorve, Robespierre Moreno Vinicio y Marco Antonio Adame. Por lo que veo la esperanza ha dejado de ser una tentación.
Adentro los seguidores de Andrés Manuel, como sardinas, cociéndose en un calor que vence el frío confort del aire acondicionado, entre ellos, representantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur; universitarios de la Uagro con Gabino Solano, suspirante a la candidatura de Morena con el apoyo del ex gobernador Rogelio Ortega.
Afuera el sempiterno líder de la UTD, Apolinar, Cerveza, perdón, Segueda Dorantes; los del Frente Democrático de Salud, Nunca Más un Tlapa Sin Nosotros y más.
Llega la hora de los discursos y César Núñez Ramos, enlace del programa estatal, toma la palabra y convoca a abrir las candidaturas a la sociedad, habla de 100 mil afiliados en Guerrero y dos millones en todo el país.
Parados, sentados, Javier Morlet, Ceferino Cruz, Martín Hernandez, el doctor Javier Solorio, guardando la discreción.
Pablo Amílcar Sandoval, líder estatal de Morena es reivindicado por la militancia, aplauso que le arrancan una amplia sonrisa que se le desdibuja cuando Ignacio Pérez Parra, quién se dice consejero en el Distrito 09, cuestiona a la directiva del partido. Los presentes lo abuchean al unísono y piden con un “¡fueeera!” sacarlo del recinto.
Los detractores del consejero lo tildaron de porro universitario al servicio del ex rector de cuando la UAG aún no tenía el Gro, Marcial Rodríguez Saldaña.
Cuestionado sobre la protesta de Perez Parra, supuestamente enviado por Rodriguez Saldaña, el ex rector se defendió y dijo: “Yo no mando ni a mis hijos”.
Pablo Amílcar Sandoval, que llamó la enorme batalla en 2018, arengó: “Hay una crisis de fin de régimen que se está manifestando en el lado más flaco de este gobierno corrupto “.
Agregó que al gobierno no le interesa solucionar la violencia, que afecta a cada unos de los ciudadanos de Guerrero y del país.
El rimador calentano Josafat Nava Mozo El Tecolote, un cocho de Arcelia, puso el humor al evento entre llamados a la unidad por los diversos oradores.
El evento termina y no para de llover.