Sin mucho ruido
Reporte urgente
El derecho a la vida y el derecho a la educación son derechos humanos que aún se ponen en cuestión en Guerrero y en México.
La huelga de hambre del joven Alejandro Reyes Martínez, iniciada hace 56 días, en las escalinatas del Ayuntamiento de Acapulco gobernado por el PRD, coloca en la palestra pública a estos derechos fundamentales garantizados por la Constitución y nos muestra de cuerpo entero el tamaño de la insensibilidad de las autoridades y principalmente, de quienes hoy manejan la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), donde al parecer sólo se privilegian los intereses particulares, el negocio y el dinero.
A Reyes Martínez en la vida le correspondió luchar contra la corriente y el destino que nos arrastra en el sur: la pobreza. Huérfano de padre y madre, con la protección de su abuela, con su inteligencia, talento, esfuerzo personal incuestionable y de la mano de la cultura pudo asistir a la universidad, cuando la Uagro aún era pueblo. Y hoy pone en riesgo su vida para luchar por un derecho pisoteado por nuestros legisladores, autoridades universitarias y civiles.
¿Quién es el joven que hoy está al borde de la muerte por la insensibilidad de las autoridades universitarias, que prefieren mostrar sus riquezas y éxitos personales a través de bestias adornadas de oro y plata, que abrir espacios, becas, a los jóvenes que lo demandan?
Alejandro Reyes Martínez, disminuido por la protesta, sobrevive con miel de abeja y agua. A un lado del catre donde realiza su protesta, se pueden ver libros de Vasconcelos, Gandhi, Rousseau y Mandela, los cuales ha venido releyendo durante este difícil periplo. No es cualquier joven, no es el prototipo de junior que vemos en la Costera, es alguien que sabe por lo que lucha, por eso debemos rescatarlo.
Él fue presidente del Cabildo Juvenil de Acapulco. Fue representante de México en el Encuentro de Juventudes organizado por la ONU. Fue invitado al foro nacional de líderes organizado por la UNAM, el IPN y el Tecnológico de Monterrey.
Es miembro fundador del movimiento Respeto a los animales y del Liceo Romano de Oratoria, campeón sudamericano y nacional de oratoria, campeón nacional de debate político, maestro de oratoria, promotor de la cultura y el deporte. Y hoy, es un activista en pro de la educación de los jóvenes de Guerrero.
En un documento enviado a la presidenta del Congreso del Estado, la diputada priísta Flor Añorve Ocampo, recibido el 9 de octubre, el activista le dijo que su protesta es por la falta de inversión en la cobertura de educación superior en el estado y por aquellos a quienes se les cierra el paso para ir a la universidad.
También afirmó que “lo alarmante radica en el número de jóvenes que día a día son asesinados a manos del crimen organizado y la delincuencia, muchos de ellos adolescentes y tristemente, niños también”.
No es un radical, se reivindicó como “un hombre que cree en las instituciones” y les propuso a los diputados tres propuestas para garantizar la educación superior a través de la Uagro.
Entre ellas una reforma al artículo 187 que eleve a rango constitucional la educación superior en la entidad.
Con base en el artículo 190 solicitó de manera urgente una auditoría a la Uagro, “ya que es del dominio público, el desvío de recursos para negocios particulares y es evidente el gasto que se hace en publicidad personal del rector Javier Saldaña Almazán y de los lujos que goza, comparado con cualquier rector de alguna universidad nacional”.
En un tercer punto, aseguró que el rector Javier Saldaña Almazán presentó para 2018 un presupuesto de seis mil millones de pesos, donde no incluyó la construcción de edificios que faltan para carreras muy solicitadas por la población.
La noche del jueves recibí en mi cuenta de WhatsApp este mensaje:
“El huelguista que está en el Ayuntamiento se encuentra en un estado crítico de salud, quienes lo han checado en estos últimos días (médicos de la Jurisdicción) han declarado que su estado es estable, pero por su condición, en cualquier momento se puede desencadenar un desequilibrio que lo llevaría a la muerte. Van 55 días en huelga. Este muchacho puede morir en cualquier momento”.
Mi gente aquí no se trata de estar de acuerdo o no con las razones que llevaron a este muchacho a esta situación. Aquí se trata de ayudar a salvar su vida.
Hoy viernes por la mañana lo visité en el lugar donde realiza su protesta y quedé conmovido. Hay que esperar las próximas horas para ver qué pasa. Ojalá estas sean evangélicas para el joven y para todos. ¿Quién podrá arrojar el primer salvavidas?