La destrucción y el nuevo partido
De que está enojado el peje, está enojado. No les perdonará a los dirigentes del Sol Azteca que no hayan declinado a favor de Delfina en el Edomex, y haberle negado la oportunidad de acceder al jugoso presupuesto de la entidad mexiquense que le posicionaría, ni duda cabe, como el puntero en la liza electoral del 2018.
En el tercer Congreso Nacional de Morena, celebrado el domingo pasado se vio un López Obrador iracundo y descalificador. Criticó a la cúpula perredista de mercenarios y los acusó de traficar con la pobreza de la gente, al incurrir en la compra de votos; que buscan el poder para satisfacer sus propios intereses, no para transformar el país como un auténtico partido de izquierda. En pocas palabras para el dirigente de Morena, los líderes del PRD son oportunistas.
De momento, se antoja congruente negarse a la posibilidad de coalición con un partido que le escondió la llave para no entrar al palacio mexiquense. Pero por otra parte, en términos de praxis política la cerrazón a la alianza podría repercutir en su contra, al dejar suelto a un partido que, aunque extraviado ideológicamente, aún conserva un importante voto duro que podría negociar con el PAN en una alianza pragmática, o bien, con el PRI de facto y repetir la faena exitosa que le dio la victoria a éste en el Edomex, con el “divide y vencerás”.
Ahora que, si vemos la otra cara de la moneda, es claro que López Obrador fundó a Morena y se erigió presidente del mismo, con el propósito de labrarse una posición propia e independiente fuera de las ataduras de los Chuchos y corrientes afines. Pero más aún, desde la posición de dirigente máximo de su partido está buscando el posicionamiento nacional fuera del radar del INE, convirtiéndose en representante del pueblo. Las ventajas que ha obtenido a través de esta estrategia es el estrecho contacto con la realidad social, que después se vuelve en contundentes fragmentos de sus discursos políticos, con los que el ciudadano de a pie se identifica. El discurso reivindicador de justicia social es atractivo y popular.
Así, se ha ido posicionando Morena en el espectro político nacional a pesar de ser un partido joven ya ha ganado importantes posiciones políticas, en el Edomex estuvo a punto de obtener la gubernatura y en Veracruz arrebató al PRI Xalapa (la capital del Estado), Coatzacoalcos, Minatitlán y Poza Rica En el cómputo final de las cuatro entidades que tuvieron procesos ocupó el segundo lugar, después del PRI pero muy por encima del PRD, o del PAN y de toda la chiquillada (Partido del Trabajo, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano, Partido Verde y Encuentro Social) junta.
Ahí radica la apuesta de López Obrador. Reconoce que el viento del hartazgo ciudadano sopla a su favor y se arriesga a ir solo, bueno, con un llaverito llamado PT, solo que en ese arriesgue está dejando la ventana abierta.