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GUADALAJARA, Jal., 8 de agosto de 2021.- Fueron 17 días en los que miles de atletas persiguieron la gloria. Algunos la alcanzaron. Otros se llevaron a casa la satisfacción del sueño cumplido. Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 han llegado a su final. Con una emotiva ceremonia, se despidió a la magna justa y se apagó el fuego del pebetero para dar paso a París 2024, donde el mundo se reunirá una vez más alrededor del deporte.
El mayor legado de estos Juegos Olímpicos es la esperanza de poder recuperar algún día la vida como la conocimos. Por eso, el mensaje elegido: Stronger together o más fuertes juntos. Tokio 2020 le demostró al mundo que unidos es posible llevar a cabo cosas que parecían imposibles en medio de una pandemia. Claro que con marcadas diferencias: por ejemplo, el ver las tribunas vacías durante la ceremonia de clausura realizada este domingo.
A las 20:00 horas (tiempo de Japón) arrancó la despedida de unos Juegos Olímpicos ganados en el medallero por Estados Unidos, pero de los que salió triunfador el mundo entero, por llevarse de ahí la presea más importante en este difícil momento que vive la humanidad: la esperanza. Thomas Bach, presidente del COI, entró al Estadio Olímpico de Tokio junto al resto de las autoridades locales.
Tras izar la bandera y escuchar el Himno japonés, entraron los atletas abanderados de cada país, todos juntos como dicta la tradición, para representar la unión del mundo inspirada por el deporte. La pentatleta Mayan Oliver llevó la de México. Pasaron junto al pebetero encendido y formaron un círculo alrededor de plataforma central. Enseguida ingresaron casi cinco mil atletas, los que aún se encontraban en Japón, para unirse a la fiesta de despedida y se colocaron alrededor.
Un video recordó los momentos más emotivos durante las distintas competencias de Tokio 2020. Un impresionante espectáculo de luces formó los aros olímpicos, símbolo de fraternidad entre los pueblos del mundo y ahora también de esperanza en medio de la pandemia. Vino entonces el show musical, que encendió el ritmo y puso a los atletas a bailar. Sonó más tarde el Himno a la Alegría. Posteriormente, el Himno de Grecia, mientras era izada la bandera de la cuna de los Juegos Olímpicos.
Como es habitual, se realizó durante la ceremonia la premiación del maratón, pero en esta ocasión se incluyó también el femenil, una clara muestra de que el mundo debe cambiar en busca de la igualdad. Los kenianos Eliud Kiochoge y Peres Jipchirchir recibieron las preseas de oro. Se continuó enseguida con el merecido homenaje a los voluntarios, quienes con su trabajo hacen posible que cualquier evento deportivo de tal magnitud pueda realizarse. Sin ellos sería imposible. Algunos de sus representantes recibieron un ramo de flores y una ovación.
Con diferentes danzas tradicionales, Japón mostró su cultura y rindió homenaje a las personas que ya no están entre nosotros. La humanidad vive un momento difícil, pero el deporte aparece como una luz de esperanza. Enseguida se dio paso al cambio de estafeta: la alcaldesa de París, Anne Hidalgo recibió la bandera con los aros Olímpicos de manos de Thomas Bach, presidente del COI. Sonó La Marsellesa, Himno de Francia. Y a través de un video se realizó un recorrido por la próxima sede de los Juegos Olímpicos. Vinieron entonces los discursos de las autoridades. A las 22:07 (tiempo de Japón) fueron formalmente clausurados los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Sonó entonces Paseo por las Estrellas en voz de un coro. Se recordaron los Juegos Olímpicos de 1964, también realizados en Tokio. Y al finalizar, el fuego olímpico que ardió durante 17 días en el pebetero que encendió Naomi Osaka, se extinguió. Aparecieron los fuegos artificialidad. Y en la la pantalla del Estadio Olímpico de Tokio una sola palabra: Arigato. Gracias. Y esa es la respuesta del mundo al país que organizó el evento deportiva más grande en medio de la pandemia: gracias Japón, por esa luz de esperanza. París ya espera esta fiesta dentro de tres años.
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