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TEPECOACUILCO, Gro., 9 de febrero de 2020.- Artesanos nahuas del Alto Balsas de Guerrero se sienten abandonados; el confinamiento por la emergencia sanitaria del Covid 19 les trajo pérdidas económicas.
Este sector, integrado por decenas de familias de Tepecoacuilco, Mártir de Cuilapan y Eduardo Neri, llevan casi un año sin poder comercializar sus artesanías de forma directa al público, y el gobierno no los ayuda para enfrentar la crisis.
Desde que comenzó la pandemia en marzo de 2020, el turismo disminuyó en Guerrero y ciudades como Taxco, Acapulco y Chilpancingo suspendieron la instalación de tianguis y han restringido el acceso a los mercados.
En el Alto Balsas de Guerrero, entre las regiones Norte y Centro de la entidad, destaca la producción de artesanías de barro, talladas y pintadas a mano por gente indígena nahua.
Antes de la pandemia, 150 productores ofrecían sus artesanías en el tianguis El Mirador, instalado a un extremo de la Autopista del Sol, en el sitio conocido también como puente Solidaridad.
Actualmente, con la ausencia de turismo y el retiro de los anuncios de promoción de El Mirador que hizo Capufe, en este lugar quedan 20 artesanos y, de 500 pesos que vendían al día, hoy venden sólo 50.
En la cadena de producción artesanal, los afectados no sólo son los artesanos de El Mirador. En el primer eslabón están los alfareros, como Luis García, quien confecciona barro en la comunidad de Xalitla, Tepecoacuilco, desde hace siete años y produce cientos de piezas, pero en 2020, tuvo que despedir a siete trabajadores por falta de dinero.
Luis ha reabierto su taller Los Acapulco para seguir haciendo figuras de barro pero los compradores no acuden. A pesar de que fue censado por servidores de la nación del gobierno federal para el Programa de Microcréditos para el Bienestar, el recurso tampoco le ha llegado.
La señora Irma, también de Xalitla, es una de muchas mujeres artesanas de su comunidad, situada sobre la vía Iguala-Chilpancingo, donde la mayoría de los mil 500 habitantes se dedica a la elaboración de artesanías, actividad heredada por generaciones. Las mujeres lo aprenden desde los 12 años de edad y 40 años después, siguen pintando.
Juana y Siona son artesanas, fabrican, pintan y venden desde hace más de 20 años en El Mirador; ellas son las primeras mujeres en sentir la crisis económica, porque desde el año pasado los turistas han disminuido su paso a Acapulco.
Todos los artesanos del Alto Balsas sólo piden tener trabajo, salir a vender sus artesanías o si las autoridades sanitarias les piden quedarse en casa, entonces demandan ayuda de los programas sociales.
En esta zona del estado, se fabrican artesanías de barro cuyos precios van desde los 10 hasta 500 pesos: vasos, tazas, tarros, platos, cucharas, alcancías, jarrones, alhajeros, floreros, servilleteros, saleros, ceniceros. Además de figuras decorativas, ropa regional bordada, todas ellas hechas a mano.