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CIUDAD DE MÉXICO., 8 de agosto de 2019.- Unos 15 millones de mexicanos pertenecen a comunidades indígenas –una presencia significativa en comparación con otros países de América Latina– y prácticamente desde el siglo 19 permanece una política de exterminio contra esa población, pues es marginada de las actividades sociales, políticas y económicas centrales, afirmó Andrés Medina Hernández, académico del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.
A propósito del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se celebra el 9 de agosto, el etnólogo precisó que “es una población activa y parte trascendente de la cultura, pero el racismo y las situaciones políticas no han permitido que se manifieste y forme parte importante de la sociedad nacional, como ha sucedido en Bolivia, donde Evo Morales y su grupo político indígena llegaron a la presidencia”.
Representan una gran diversidad humana. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), constituyen más de 5 mil grupos distintos en unos 90 países, que hablan –en conjunto– aproximadamente 7 mil lenguas del mundo.
Las comunidades indígenas del orbe están formadas por aproximadamente 370 millones de personas, es decir, más del cinco por ciento de la población total, pero se encuentran entre las más desfavorecidas y vulnerables: representan 15 por ciento de los más pobres. Todos estos grupos están asociados a fenómenos de pobreza, marginación y migración, dijo Medina Hernández.
Agregó que en nuestro país la tendencia discriminatoria ha tenido sus excepciones. “En el siglo 20 hubo una política indigenista a partir de la presidencia de Lázaro Cárdenas, que permitió su crecimiento. Hacia 1996, con los acuerdos de paz del zapatismo se logró una mayor presencia, recuperaron su dignidad, pero los acuerdos no fueron respetados”, explicó.
El investigador del IIA estimó que a partir del movimiento zapatista, que inició en 1994, hubo un proceso de lucha y de búsqueda de espacios, pero “los pueblos indígenas en México aún no tienen un reconocimiento a sus derechos que considere sus diferencias culturales. Es una deuda pendiente como país”, señaló.
Medina comentó que las comunidades nahua y otomí de Ciudad de México están incluidas en la nueva Constitución de la capital del país, pero no tienen todavía una consolidación política ni un reconocimiento de sus derechos como pueblos originarios. “No hay un diálogo con ellas que les reconozca y otorgue el lugar que les corresponde como sujetos políticos”, apuntó.
El especialista consideró positivo que se hable del Día Internacional de los Pueblos Indígenas para crear conciencia de sus condiciones desfavorables y de la pérdida de aspectos culturales relevantes como la lengua.
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