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ACAPULCO, Gro., 2 de abril de 2022.- Sebastián tiene 20 años de edad y fue diagnosticado con autismo hace 18.
Él y su familia vivieron durante sus primeros años de vida discriminación en escuelas y la dificultad por la falta de especialistas que diagnosticaran el trastorno que le permitiera un tratamiento integral y oportuno.
No obstante y a pesar de que su padre, Edgar Ríos Miranda contó con un dictamen de médicos especialistas, aún no sabe cómo ayudarlo, ya que es un joven que si bien vive con cierta independencia dada su condición, es necesario mantener estímulos que le ayuden a superarse día con día.
Desde el 2008, cada 2 de abril la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció esta fecha como el Día Mundial por la Concienciación del Autismo, que en este puerto las madres y padres de niños y niñas con ese trastorno lo visibilizan con una caminata en la avenida Costera Miguel Alemán y charlas a la población.
En entrevista, Edgar Ríos explicó la dificultad por la que atravesaron él y su esposa cuando en Acapulco no había médicos especialistas que diagnosticaran la condición de Sebastián.
El autismo
Al ser uno de los pioneros en la visibilización del trastorno de espectro autista, Ríos Miranda aprendió a identificar las características.
“Se trata de un trastorno del neurodesarrollo que se manifiesta a los dos años de edad, cuando se presenta un desarrollo normal, pero luego se desarrollan otras características como el movimiento continuo de manos, brincos, saltos, caminar en puntitas y eso se debe a que el sistema nervioso no está funcionando bien”, explicó.
Otras características son que no hablan o no desarrollan ese sentido de manera adecuada; otros tienen o desarrollan epilepsia cuando alcanzan la adolescencia, la socialización es escasa y tienen dificultad para comunicarse con sus semejantes, lo que establece barreras en el aprendizaje.
Diagnósticos y procesos
Contó que para que Sebastián recibiera un tratamiento, requirió de diagnósticos de psicólogos, neuropediatras, especialistas en psiquiatría infantil, o pailopsiquiatras.
Tal necesidad, subrayó, impone la necesaria intervención interdisciplinaria que no la hay en Guerrero, ya que las terapias son métodos alternativos aumentativos y a veces medicamentos de control psiquiátricos, terapias de lenguaje, psicomotríz y conductual.
Ante la falta de opciones de atención, las familias comenzaron a tejer una red de apoyo que les permitiera orientarse y sugerir un camino para responder a las necesidades de atención de sus hijos.
Fue que en Acapulco se integró lo que hoy se conoce como Familias Azules y la Asociación para Personas con Autismo, aunque se conducen con apoyos ciudadanos y directorios médicos.
La ley para personas con autismo
Mencionó que en México existe la Ley General de Protección y Atención a las Personas con Autismo, sin embargo, lamentó que a siete años de su promulgación, no hay se ha visto que se particularice en una ley para Guerrero, ya que las autoridades de salud sólo cuentan con el Hospital General Acapulco, única institución donde cuentan con un centro para atender a ese grupo de personas y sus familias.
Sin embargo, la demanda rebasa la capacidad de las y los médicos, ya que son cada vez más quienes demandan diagnóstico, por lo que las familias se ven obligadas a recurrir a instancias particulares en este puerto o trasladarse a Ciudad de México, donde cuentan con más opciones.
Ríos Miranda criticó que la desatención para personas con trastorno del espectro autista, derive en falta de tratamientos y oportunidades para niños que luego serán jóvenes al paso de los años, por lo que llamó a las autoridades para que atiendan a ese sector de la población.