Reflexionan en Cumbre de Quadratín sobre el poder y los medios
IGUALA, Gro., 9 de septiembre de 2018.- Unos 10 jóvenes, algunos profesionistas y el resto estudiantes, coordinados por Javier Omar Mota Loza, quien tiene como nombre de batalla el de Doctor Chocorrol, desde 2014, año en que ocurrieron los hechos trágicos de Iguala, hacen sesiones de risoterapia para ayudar a sanar a la gente a través del buen humor.
“Si tú ibas a cualquier estado de país, todos pensaban que en Iguala había gente mala, que somos narcos, que habíamos matado a los estudiantes. Nosotros tenemos la filosofía de que no toda la gente es mala y que somos más los buenos que los malos. Y así comenzamos con este mensaje, y señalando que en Iguala hay gente buena y de buen corazón”, detalló Javier Mota Loza.
“Somos un grupo de locos que solo queremos hacer reír a la gente, a los enfermos, y que se sepa que en Iguala hay gente buena y de buen corazón”, expresó.
Recordó que comenzaron a hacer su labor altruista a través de visitas a hospitales, conferencias, capacitaciones en centros de salud, escuelas “y comenzamos a usar lo que es la risoterapia. Nosotros somos risoterapeutas. La risoterapia es una terapia alternativa que ayuda a que la gente sane a través del buen humor”.
Indicó que hasta el momento han visitado 15 hospitales, entre los que destacó el del Niño Morelense, los hospitales generales de Acapulco, de Iguala, de Taxco y de Huitzuco, así como centros de salud.
Este domingo realizaron un flashmob en el monumento a La Bandera Nacional, en el que participó un mariachi y los integrantes de Rebeldes de la risa, bailando y convocando a la gente a participar, para recomponer el tejido social “tan dañado que tenemos”.
Aseveró que ellos son seguidores de la filosofía de Patch Adams y que a muchos de los integrantes de Rebeldes de la risa, la película en la que Robin Williams protagoniza al médico creador de la risoterapia, fue la que los impulsó a realizar este proyecto, en el que no participa ningún médico, “hay estudiantes, abogado, contador, pero ningún médico, sólo personas que no tengan miedo de hacer reír a los demás”.
Indicó que en sus visitas a los hospitales no llevan ninguna rutina, “vamos improvisando, porque cada paciente es diferente. Con algunos es un poco más simple hacerlos reír, con otros no. Por eso no tenemos rutinas”.
“La gente cuando nos ve nos da las gracias y nos llenan de bendiciones, de abrazos y besos y eso es lo que los estimula y es nuestro principal motor”, finalizó.