Se ahoga un hombre en playa Condesa de Acapulco
EDUARDO NERI, Gro., 1 de noviembre de 2023.- La luz de las velas y veladoras amarillas, flores de nube, pericón, cempasúchil y terciopelo, incienso de copal, música y cantos religiosos que interpretaron decenas de pobladores nahuas del poblado de Huitziltepec, dieron vida a los pasillos del panteón comunitario ubicado a las afueras de esta comunidad del municipio de Eduardo Neri, en la zona Centro de Guerrero.
Al caer la tarde y con la oscuridad de la noche, el aire frio otoñal que comienza a sentirse entre los sembradíos de maíz, frijol y calabaza, cientos de pobladores nahuas de Huitziltepec acudieron esta noche al panteón para adornar las tumbas de sus difuntos con miles de velas que son encendidas, mientras rezan, cantan y oran por la vida eterna de sus seres queridos que han fallecido.
Desde las 18 horas, los más de seis mil habitantes de esta comunidad, entre niños, jóvenes, adultos y ancianos se visten con ropa nueva o estrenan calzado para acudir al camposanto y convivir con sus familiares que han fallecido.
Su cosmovisión indígena es que sus familiares que han muerto, no han dejado de existir porque siempre los tienen presentes en la vida y, ahora solo habitan en las tumbas como su nuevo hogar.
“Acudir al camposanto y adornar la tumba de mi bisabuelo, José de la Cruz, es sentirlo cerca y poder recordar las historias de la Revolución Mexicana que él me contaba en vida, porque mi bisabuelo 105 años” cuenta, Raúl Isidro, poblador de Huitziltepec que como cientos de sus paisanos acudieron a las tumbas esta noche.
En este pueblo, las familias se dividen las tareas para convivir con los difuntos; unos acuden al camposanto y permanecen hasta la madrugada y otros familiares, se quedan en las casas, cuidando los alteres donde han colocado ofrendas de comida, panes, frutas e incienso.
La señora Eusebia Bautista, una de las mujeres adulta mayor que aún conserva su lengua materna el náhuatl, indicó que ella prefiere quedarse en casa con su altar porque caminar al panteón es cansado.
Manifestó que este año en Huitziltepec el precio de la flor se elevó al doble que el año pasado, por eso ella prefirió cortar flores silvestres como el pericón, porque su difunto esposo y su padre que también ha fallecido no le agradarían esas flores caras y de racimos delgados porque no tiene el olor a campo.
Acudir al panteón de Huitziltepec durante el 1 y 2 de noviembre, días en que adornas las tumbas es vivir conocer parte de la cultura indígena de los pueblos nativos de Guerrero, quienes creen que la muerte es parte de la vida.