Teléfono rojo
Aguas y vientos de dolor
Los impactos de los eventos hidrometeorológicos han elevado los niveles de pobreza de la población, disminuido las oportunidades de empleo y de ingreso, además de ser una amenaza a la seguridad alimentaria e incrementado la migración.
Para el caso de México, el total de pérdidas económicas asociadas a fenómenos naturales ha ido en aumento. Durante el año 2000 se destinaron 230 millones de dólares para la reconstrucción de la infraestructura afectada por fenómenos hidrometeorológicos, mientras que en el 2013 los daños ascendieron a 4 mil 476 millones de dólares, con un pico durante 2010 cuando se registraron 7 mil 208 millones de dólares en pérdidas. Por otro lado, del total de daños provocados por fenómenos naturales, el 92 por ciento estuvo asociado a fenómenos hidrometeorológicos, entre los que se encuentran los huracanes y otros fenómenos.
Los huracanes más destructivos que impactaron a México, Pauline, Ingrid y Manuel, Otis y John, son un común denominador para la Región Pacifico Sur.
Chiapas ha sido marcado en su historia por tres fenómenos naturales que han provocado inundaciones, deslaves, desbordamiento de ríos, la caída de puentes, inundaciones en viviendas y han provocado la muerte la cientos de personas.
Mitch, Stan y Bárbara son los fenómenos que han provocado daños sin precedentes en la Costa, Sierra y Soconusco por sus intensas lluvias de mil 500 a dos mil 500 milímetros y vientos que alcanzaron rachas de hasta 290 kilómetros por hora.
Guerrero y Oaxaca
Si bien el Huracán Paulina impactó en categoría 4, una menos que el nivel máximo, generó enormes complicaciones en Oaxaca y Guerrero. La cifra de muertos aún es tema de debate, ya que mientras el gobierno informó 149, la Cruz Roja llegó a contabilizar más de 400.
La versión oficial, también cuestionada por el Servicio Mundial Eclesiástico, indica que fueron 300 mil los damnificados y los daños ascendieron a 7,500 millones de dólares.
El huracán Patricia impacto a Michoacán en el año 2015. Patricia se le ha considerado el huracán más intenso de los últimos 50 años, de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, con vientos de hasta 342 kilómetros por hora. Es importante señalar que este huracán impactó principalmente al estado de Jalisco, también afectó a Michoacán, causando daños materiales y de infraestructura en 41 municipios.
De acuerdo con datos históricos de las autoridades estatales y federales, en los últimos 32 años, durante la temporada de lluvias y ciclones tropicales en el Océano Pacífico, el huracán Paulina ha sido el más devastador que ha impacto el estado de Oaxaca. En el listado de los huracanes y tormentas tropicales que han afectado la entidad oaxaqueña desde 1990 se encuentran el huracán Genevieve, en 1991 el huracán Marty, en 1993 el huracán Calvin y la Tormenta Tropical Beatriz. En 1996, la tormenta tropical Cristina, en 1997 los huracanes Paulina, Olaf y Rick, así como la tormenta tropical Andrés, en el 2000 la tormenta tropical Rosa, en el 2005 la tormenta tropical Stan y en el 2017 la tormenta tropical Calvin.
El reporte que se tiene sobre el impacto de Paulina, es que alcanzó una categoría 4 en la escala de Saffir-Simpson con rachas de hasta 215 kilómetros por hora (km/h), aunque impactó con categoría 3 con rachas de más de 160 km/h entre Puerto Escondido y Puerto Ángel el 8 de octubre de 1997. Durante su paso afectó a más de 50 municipios de las regiones de la Costa y Sierra Sur, generando una gran devastación en las localidades con la destrucción de carreteras, casas y edificios públicos, además, se estima que causó la muerte de por lo menos 110 oaxaqueñas y oaxaqueños.
Michoacán ha sido impactado por estos dos huracanes, Patricia y Otis, siendo ambos de categoría 5 en los últimos 50 años, aunque Patricia ocasionó pérdidas materiales en vivienda, infraestructura y en la economía de los municipios cercanos a la costa, no trabajo pérdidas humanas. En el caso de Otis, aunque fue devastador para el Estado de Guerrero con inmensos daños materiales y pérdidas humanas, Michoacán, no recibió el impacto que en su momento se esperaba.
A pesar de los que se diga, a cura siempre es el agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar, diría la abuela.