Caminos del sur

Corredores distantes

Desde el 2018, la propuesta de la 4T fue impulsar el desarrollo económico y social a partir de una visión regional guiado por una idea de desarrollo que subsane las injusticias sociales e impulse el crecimiento económico sin provocar afectaciones a la naturaleza y los proyectos estarían integrados en el Plan Nacional de Desarrollo. Sin embargo no fueron más alá de los polos de inversión.

Bajo la visión de la presidenta, Claudia Sheinbaum, el 14 de octubre, la Secretaría de Economía presentó su plan para impulsar la economía del país a través de 10 ‘Corredores del Bienestar’ y detonar potenciales inversiones.

De acuerdo con el plan de Sheinbaum, los 10 corredores retomarán la actividad iniciada por su predecesor en el Corredor Interoceánico Istmo de Tehuantepec, con el que se plantea unir los océanos Pacífico y Atlántico por el tramo más estrecho del país; así como nueve corredores en regiones clave.

Dichos corredores económicos, además de atraer inversión, promoverán el desarrollo regional y la generación de empleos, en lo que ha denominado ‘prosperidad compartida y el fortalecimiento de la proveeduría interna y el fomento al mercado nacional.

El desarrollo regional ha funcionado en otras naciones, pero forma parte de una estrategia integral que depende también de muchos otros factores.

Con AMLO la Región Pacífico Sur fue fragmentada en dos. Del Istmo de Tehuantepec hacia Chiapas supeditando esa proporción territorial al sureste y de Istmo hacia Michoacán no hubo una propuesta concreta.

los 10 Corredores del Bienestar retoman la actividad iniciada por su antecesor, particularmente en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Este corredor busca conectar los océanos Pacífico y Atlántico a través de la franja más estrecha del país, lo que ofrecería una ruta alternativa al Canal de Panamá para el comercio internacional. Ello no puede ser descalificado.

Lo que determinará su éxito será la capacidad de integrarse en una estrategia coherente y sostenida en el tiempo, que tome en cuenta las particularidades de cada región y los retos globales.

Pueden ser transformadores para estados como Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca, que presentan altos índices de pobreza y desigualdad, pero también tienen un enorme potencial económico, cultural y natural.

Las entidades de la RPS enfrentan varios desafíos estructurales:

Chiapas: Alto porcentaje de población indígena y rural, con una dependencia económica de actividades primarias como la agricultura y ganadería, además de altos índices de pobreza extrema y también la expansión de la violencia criminal.

Guerrero: Aunque tiene costas turísticas importantes, el estado enfrenta violencia vinculada con el crimen organizado, baja inversión en infraestructura y altos índices de desigualdad.

Michoacán: Enfrenta una economía diversificada (agroindustria, minería, turismo), pero también tiene retos relacionados con la violencia, el narcotráfico y un sector rural con bajo acceso a servicios.

Oaxaca: Gran diversidad cultural y recursos naturales, con sectores como la agricultura, artesanía y turismo, pero también altos niveles de pobreza y marginación, especialmente en zonas rurales e indígenas. Los grupos criminales también se han vuelto actores preponderantes.

Un proyecto que integre a la RPS debe incluir el desarrollo de sectores productivos clave para cada estado:

Agricultura sostenible: Promover la agricultura ecológica y orgánica (en Chiapas y Oaxaca) para aprovechar los recursos naturales de forma sostenible, con programas de comercialización directa y asociada a empresas socialmente responsables.

Turismo: En Guerrero y Oaxaca, el turismo cultural y ecológico puede convertirse en un motor económico. Esto incluye la mejora de infraestructuras turísticas y la capacitación de la población local en servicios turísticos.

Industria local y artesanal: En Oaxaca y Michoacán, se puede fortalecer la producción artesanal y la industria local, creando espacios de comercialización y mercados internacionales.

Energías renovables: En Chiapas, Guerrero y Oaxaca, dada la riqueza en recursos naturales, se pueden impulsar proyectos de energías renovables, como la solar y eólica, que no solo generan empleo, sino que también ayudan a mejorar la infraestructura energética local.

A la fecha no se vislumbra algún programa en ese sentido.

Las renovaciones parciales el pasado no tienen futuro, diría la abuela.