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Cuando la protesta es chantaje
Después de casi dos semanas de huelga indefinida y movilizaciones continuas, el Gobierno federal y los dirigentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) regresaron a la mesa de diálogo. Sin embargo, lejos de significar una voluntad genuina de negociación, las acciones del magisterio disidente parecen orientadas a mantener una estrategia de presión y confrontación.
Para Claudia Sheinbaum, este conflicto representa una prueba crítica de liderazgo: debe conciliar las demandas legítimas del magisterio sin ceder ante una organización que ha hecho del caos su principal instrumento político, y cuyo activismo trasciende el reclamo gremial para convertirse en una forma de chantaje sistemático.
La CNTE nació como una disidencia combativa, pero ha evolucionado hacia una organización que instrumentaliza la protesta para imponer su voluntad, sin importar los costos sociales. Las calles se han convertido en su campo de batalla y las aulas en trincheras vacías. Bloqueos, tomas de oficinas, vandalismo a edificios públicos y confrontaciones con las fuerzas de seguridad han dejado de ser medidas excepcionales para convertirse en su forma habitual de operación.
A pesar del diálogo reanudado, persisten los bloqueos, las amenazas de boicot a procesos democráticos y los actos de vandalismo, particularmente por parte de su brazo más radical: sección 7 de Chiapas; la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG); Sección XVIII en Michoacán y la sección 22 en Oaxaca.
En Chiapas, docentes de la sección 7 paralizaron la autopista que conecta San Cristóbal con Tuxtla Gutiérrez durante cinco horas. En Guerrero, los integrantes de la CETEG no solo bloquearon las principales avenidas de Chilpancingo: también vandalizaron oficinas del SNTE, de la Secretaría de Educación y de Finanzas, y protagonizaron enfrentamientos con la Guardia Nacional. En Acapulco, los ataques se extendieron a instalaciones del INEBAN. La escena se repite en Michoacán, donde tomaron la Secretaría de Finanzas y al menos 22 alcaldías. En Oaxaca, aunque la protesta fue más ordenada, el mensaje fue el mismo: presión sin concesiones.
La Coordinadora se justifica en una narrativa de defensa de los derechos laborales, pero su estrategia deja claro que privilegia la imposición sobre el consenso. Cada carretera cerrada, cada edificio público atacado, cada escuela vacía es una evidencia de su intransigencia. Lejos de construir soluciones, su lucha se ha convertido en un obstáculo para millones de estudiantes, sobre todo en regiones marginadas donde la escuela es un refugio frente a la violencia y la pobreza.
El impacto más grave de esta táctica es sobre la educación misma. Cada día sin clases representa una herida profunda en un sistema ya debilitado. En zonas rurales y vulnerables, el abandono escolar tiene consecuencias irreversibles. La CNTE no solo paralizan ciudades: hipotecan el futuro de generaciones enteras.
La respuesta de Claudia Sheinbaum ha oscilado entre el diálogo y la condena. Ha reiterado su disposición a escuchar al magisterio, pero también ha señalado con firmeza el carácter antidemocrático y provocador de las acciones de la Coordinadora. Aun así, el conflicto sigue abierto, y con él, la disyuntiva de hasta dónde debe ceder un gobierno ante un actor que, bajo el argumento de la lucha social, practica la coacción y el vandalismo como método de acción política.
Si la CNTE quiere recuperar la legitimidad de su causa, deberán abandonar la lógica del todo o nada y asumir su responsabilidad como formadores de ciudadanos. Mientras su lucha priorice el enfrentamiento sobre el acuerdo, seguirán siendo vistos más como un factor de desestabilización que como un agente de cambio.
Al cierre de esta entrega, a Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) aprobó hacer un receso en el paro por cinco mil 555 votos a favor y cinco mil 298 en contra, en medio de la consulta para dar respuesta al gobierno federal.
Los bloqueos organizados por la CNTE, no tuvieron el resultado que esperaban. Su postura intransigente hizo que les comprara con el sector más reaccionario del país, lo que suma a su pérdida de legitimidad.
Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad, diría la abuela.