
Médula
El doble golpe del cambio climático y la incertidumbre arancelaria en el Pacífico Sur
La región Pacífico Sur de México —Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca— enfrenta una tormenta económica que amenaza dos de sus cultivos más emblemáticos: el café y el cacao. La combinación entre shocks climáticos cada vez más frecuentes y barreras arancelarias impuestas por políticas proteccionistas (como las heredadas del gobierno de Donald Trump) está afectando seriamente la inflación alimentaria, con aumentos sostenidos en los precios tanto para consumidores como para productores.
Aunque los efectos inmediatos ya se sienten en el encarecimiento de ambos productos, el impacto más severo se proyecta a corto y mediano plazo, cuando la incertidumbre arancelaria inhiba inversiones, deteriore las cadenas de valor y profundice las vulnerabilidades de los sistemas productivos regionales.
El cambio climático ha alterado de forma significativa las condiciones agroclimáticas necesarias para estos cultivos. Las sequías prolongadas, las lluvias atípicas y los cambios en los patrones de maduración afectan la productividad y calidad de las cosechas, sobre todo en comunidades indígenas y campesinas con infraestructura agrícola limitada.
Oaxaca, por ejemplo, donde el café se cultiva en regiones como la Sierra Norte y la Cañada, enfrenta maduraciones prematuras de las vainas de cacao debido al estrés hídrico, lo que reduce tanto el volumen como el valor comercial de la cosecha. La producción oaxaqueña representa el 20.2 por ciento de la superficie nacional sembrada de café, mientras que, aunque no lidera en cacao, mantiene un rol histórico y cultural clave como cuna del chocolate.
En paralelo, las políticas arancelarias internacionales introducen distorsiones severas en los mercados. A pesar de que los aranceles directos impuestos por E. U. no en todos los casos afectan al café y cacao de forma inmediata, la volatilidad en las reglas de comercio exterior desincentiva la inversión, frena la modernización del campo y obstaculiza la planeación a largo plazo.
La falta de certeza jurídica y comercial limita el acceso a nuevos mercados, genera sobrecostos logísticos y, en suma, erosiona la rentabilidad de toda la cadena agroindustrial.
Chiapas es el líder nacional en producción de café, con más de 111 mil toneladas anuales (41 por ciento del total nacional). También es el segundo productor de cacao, con más de 9 mil toneladas anuales. Con más de 180 mil cafeticultores, en su mayoría pequeños productores indígenas, la exposición al cambio climático y a las reglas cambiantes del comercio internacional pone en riesgo no solo la economía local, sino la sustentabilidad del tejido social rural.
Oaxaca, por su parte, con una producción cercana a las 30 mil toneladas de cacao, también sufre los embates de la variabilidad climática, afectando zonas tradicionalmente productivas donde el cultivo está íntimamente ligado a la cultura y la economía familiar.
En Guerrero, municipios como Atoyac de Álvarez destacan en la producción de café (casi 22 mil toneladas), mientras que su participación en cacao es más modesta (279 toneladas anuales). Sin embargo, la emergencia climática y la falta de políticas de protección comercial agravan la situación de miles de productores en la Costa Chica y la Montaña Baja.
Michoacán, aunque menos relevante en el volumen total nacional, presenta un caso interesante de diversificación agrícola, donde el café se cultiva en sistemas agroforestales junto al aguacate. Sin embargo, los costos crecientes y la inseguridad climática y comercial amenazan su viabilidad.
La convergencia del cambio climático y las barreras comerciales requiere una respuesta estructural y urgente. Se necesitan políticas públicas que integren seguros agrícolas climáticos, inversión en infraestructura rural, acceso a mercados justos y una estrategia nacional de resiliencia ante choques internacionales. Sin ello, los productores del Pacífico Sur continuarán pagando el precio de decisiones ajenas a su control, mientras el país pierde competitividad y soberanía alimentaria en productos clave para su economía y su identidad cultural.
Cada variable era una posibilidad, cada posibilidad una incertidumbre, cada incertidumbre una oportunidad, diría a abuela.
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Fuentes
Mundo Café
Sagaedro
Secretaría de Agricultura.
Inegi.