México ante su mayor amenaza
Entre temblores y violencia
Toda actividad económica implica riesgos que deben tomarse de lo contrario no existe el acto de emprender. Pero ante los riesgos debe existir una política de previsión que identifique los daños posibles y la manera en que puede hacerse frente a ellos.
El sismo del pasado 16 de febrero nos recordó la vulnerabilidad ambiental que existe en el territorio nacional. En el caso concreto de los movimientos telúricos, la sismología no está mandando señales de que frecuencia e intensidad estén cambiando, lo cual obliga a tomarle en consideración.
El otro factor que incide en la economía es la violencia derivada de la inseguridad existente en gran parte del país. Previo al sismo Acapulco reportó una jornada con un saldo superior a la decena de muertos pero la región sur (Guerrero, Oaxaca Chiapas) registra una escalada creciente en hechos violentos y delictivos.
Vulnerabilidad ambiental y violencia repercuten en la actividad económica. El sector turismo es preponderante en la región y los datos del Instituto Nacional de Estadística geografía e Informática (INEGI) nos indican que en el 2017 el PIB de este sector registró su mayor caída en 25 años.
El punto de origen fueron los dos sismos que se sufrieron en septiembre del 2017 con serias afectaciones en varios estados de la República y la emisión de una alerta de viaje en Estados Unidos por la ola de violencia en el país.
El 22 de agosto del año pasado las autoridades estadounidenses añadieron a su lista de precaución los estados de Baja California Sur y Quintana Roo, donde se encuentran algunos de los centros turísticos más atractivos del país para la población estadounidense: Cabo San Lucas, San José del Cabo y La Paz (en Baja California Sur); y Cancún, Cozumel, Playa del Carmen, Tulum y la Riviera Maya (en Quintana Roo).
Ambos componentes derivaron en una caída de 2.2 por ciento en el consumo turístico de nacionales y de 0.8 en el consumo receptivo, con lo que advierte que el consumo de turistas internacionales apuntó la mayor pérdida en cinco años.
El pasado 16 de febrero un nuevo movimiento telúrico con epicentro en Oaxaca sacudió una amplia región del territorio nacional.
Unas horas más tarde el semáforo de alerta volcánica se ubicó en amarillo fase dos y a las 7:13 horas del 17 de febrero el volcán Popocatépetl registró exhalación de gases, agua y ceniza.
También advirtieron de la existencia de incremento de actividad recomendando permanecer atento y prepararse para una posible evacuación en las inmediaciones del volcán.
El factor de inseguridad pública y violencia permanece desplegado en la región, y la economía de las entidades puede observar perturbaciones mayores ante la posibilidad de que se acentúen los riesgos en cada caso.
La manifestación inmediata de esas posibles perturbaciones son el desempleo y la cancelación de proyectos de inversión. A su vez ambas incrementan la pobreza.