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La recuperación en un hueco
La ruta de la recuperación económica pos covid19 trazada por el gobierno del estado, se sustenta en dos segmentos: el turismo y la minería. En el primer caso, política pública y estrategia están ausentes. Para el segundo segmento, se observa una complacencia exagerada, además, se trata de una actividad que se desarrolla en torno a lineamientos federales aunque varios de los impactos negativos, se resiente en lo local.
La coyuntura económica pronto nos empujará a buscar inversiones y generar oportunidades laborales que no serán del agrado de todos. Probablemente la minería encabece una magra lista de alternativa.
Sabemos que no necesitaremos filtrar a los inversionistas de acuerdo a su nacionalidad; más bien habrá que dirigir nuestros esfuerzos hacia generar reglas más claras para las actividades de la minería en México, esperando sentar un precedente global y utilizar a esas inversiones como palanca del desarrollo.
El análisis de las ganancias históricas generadas por el sector minero, así como de los ingresos que aporta a la economía a través de la recaudación del pago de impuestos y derechos, es un tema de sustancial interés para poder identificar el aporte que deja la industria minera al país.
Por ahora la idea es propiciar una reflexión en torno a dichos aportes a las finanzas públicas y a la economía, por lo que se desarrolla un breve análisis en términos de los ingresos, derechos y estímulos recibidos por esta industria.
Ello en el entendido de que es a nivel local y de los territorios donde se resienten de manera más importante los efectos e impactos de la actividad minera, por lo que no es posible hablar de los aportes económicos o fiscales de la misma sin atender a la situación que vive la población de las regiones donde se lleva a cabo.
También es importante analizar los niveles de pobreza que existen en los principales municipios productores de oro y plata, cuyos valores de producción continúan siendo altos, pese a la fluctuación de los precios de los minerales en el mercado mundial.
Durante 2020, los esfuerzos se centrarán en la perforación de relleno para convertir recursos en reservas y probar nuevos objetivos de vetas en profundidad, a lo largo del ataque de vetas conocidas y en áreas poco exploradas, incluidas las 26 vetas conocidas que actualmente no están en proceso de explotación intensiva.
Con la mina El Limón-Guajes (ELG) ahora en pleno apogeo, Torex Gold está cambiando su atención al proyecto adyacente Media Luna.
Torex busca la certidumbre necesaria para destinar una cantidad cercana a los 500 millones de dólares en los próximos años en el Proyecto Media Luna.
incluidos 13 millones de dólares en un programa de perforación de relleno, cuyos resultados se incorporarán en un estudio de factibilidad que se realizará este año.
La compañía también gastará 25 millones de dólares para la excavación de túneles bajo el río Balsas en su propiedad de Morelos en el estado de Guerrero, que incluye tanto ELG como Media Luna.
Media Luna es uno de los proyectos de metales preciosos más grandes de México con un PEA actualizado en 2018 que indica una inversión de 496 millones de dólares que produce 2,18 mil onzas de oro durante una vida útil de 10,5 años, junto con subproductos de plata y cobre.
Torex también está avanzando en su sistema de minería patentado Muckahi, que combina el transporte monorriel montado en la parte posterior con equipos convencionales de minería de roca dura, y que podría impulsar significativamente la economía de Media Luna.
La compañía minera inició en Guerrero con una inversión de 800 millones de dólares y actualmente emplea a 858 trabajadores directos y mil 200 contratistas, de los cuales solo el 85 por ciento de ellos están en sitio, debido a que el resto se encuentra en sus casas trabajando de manera remota como parte de las actividades de seguridad y prevención para enfrentar la pandemia del covid-19.
Tres casos de empresas mineras instaladas en comunidades y ejidos agrarios: Los Filos-El Bermejal en Guerrero, Peñasquillo en Zacatecas y La Griega en Chiapas.
En los tres casos concluye que respecto al volumen promedio anual de ventas por la producción del mineral que se extrae en cada caso, los porcentajes que se quedan en las comunidades, van apenas de 0.063 a 1.3 por ciento. Por su parte, la empresa GoldCorp, por cada mil dólares de oro vendido, recibía 994.1 dólares y las comunidades solo 5.9 dólares.
Ante estas disparidades, persiste la interrogante sobre el grado de los beneficios que llegan a las comunidades, sobre todo dada la reciente creación del Fondo para el Desarrollo Regional Sustentable de Estados y Municipios Mineros, instrumento creado como parte de la Reforma Hacendaria de 2013 con el objetivo de canalizar recursos de la actividad minera a municipios y estados mineros.
No solo es importante señalar la cantidad de exportaciones y el valor de la producción minera, también es necesario referir el impacto directo del sector minero en las finanzas públicas.
Las muchas promesas disminuyen la confianza, diría la abuela.