
El ultimátum y el colapso
Los pétalos al aire
Todo hecho político es una parte de un juego de poder. La adecuada interpretación del mismo exige tomar en cuenta la naturaleza de ese juego.
A lo largo de la semana, el tema dominante fue la declinación de Margarita Zavala para seguir contendiendo en la elección presidencial. Su argumentación explica motivos personales pero existen otras razones y esas se determinan por movimientos tácticos y estratégicos de un juego de poder.
Motivos personales: Primero, la falta de recursos para financiar su campaña tras renunciar al presupuesto oficial. El Instituto Nacional Electoral limitó a 10 por ciento el monto que puede ser aportado por privados a los candidatos independientes. Segundo congruencia política y la polarización de la contienda.
Pero en función del juego de poder lo que deduce es que la presión más fuerte para bajarse de la contienda vino de la familia Baillères, la tercera más rica de México. El patriarca Alberto Baillères González, le aportó un millón 680 mil pesos, al igual que su hijo, Alejandro Baillères Gual, mientras que el director ejecutivo de su poderoso Grupo Bal, Juan Bordes Aznar, entregó otro millón 640 mil pesos. La limitación del INE fue el pretexto perfecto para convencerle de no seguir en campaña.
Alberto Baillères estima de sobremanera a José Antonio Meade y lo considera el más brillante de los candidatos pero la candidatura que prefieren es la de Ricardo Anaya y aquí no se sabe si la declinación incluye la operación cicatriz en el PAN. Pero esa jugada tiene implicaciones nocivas para el partido por antecedentes del cisma que surgió en el blanquiazul.
Vale decir que buena parte de los empresarios del Consejo Mexicano de Negocios y el Grupo Monterrey están cerrando las filas con el otrora joven maravilla para evitar el triunfo del abanderado de la coalición Morena-PT-PES, pero algunos otros, como es el caso de Baillères, aún mantienen la esperanza de que Meade levante.
Inicialmente, el escenario que visualizó este grupo de empresarios fue el de promover a un candidato neutral compatible con las bases del PRI y el PAN, como Margarita Zavala.
Era la forma de no dejar fuera de la jugada al PRI y ex secretario de Hacienda pero finalmente esta opción fracasó pues Zavala fue la candidata que registró el mayor desplome en la intención de voto, según los datos de Mitofsky al pasar de 3.8 de las preferencias en abril a 2.9 por ciento en mayo.
Baillères tiene un pleito casado con Napoleón Gómez Urrutia, al igual que Germán Larrea. Ambos fueron señalados por AMLO de buscar una candidatura única para frenar sus posibilidades de triunfo. Además los empresarios citados fueron de los que en el 2006 financiaron la campaña “López Obrador es un peligro para México”.
La decisión de Margarita es un duro golpe a las candidaturas independientes. Cuando existen antecedentes partidistas no se puede considerar como tales. No fue candidata de una expresión ciudadana sino de la defensa de los intereses muy particulares de un grupo de empresarios.
Confirma que existe la intención de un grupo empresarial de impulsar una candidatura de oposición de AMLO y no se inclinan por Meade. No se trata de defender a la patria del peligro que dicen, representa el tabasqueño, se trata de intereses económicos relacionados con la energía, minerales minero metalúrgicos, entre otros.
La democracia fue una broma de los griegos diría la abuela.